NUMERO 39
Abril/mayo 2009
Canción
En el mes de abril la gran cantante mejicana Chavela Vargas cumplió sus primeros 90 años. Lo festejó, como corresponde cantando y por desgracia sin poder tomar demasiados tequilas. Para recordarla y unirnos al festejo no encontramos nada mejor que transcribir una de sus canciones emblemáticas:
ELLA
Me cansé de rogarle,´
me cansé de decirle
que yo sin ella de pena muero.
Ya no quiso escucharme,
si sus labios se abrieron,
fue pa’decirme: ya no te quiero.
Yo sentí que mi vida,
se perdía en un abismo, profundo y negro
como mi suerte
ella quiso quedarse,
cuando vio mi tristeza
pero ya estaba escrito que aquella noche
perdiera su amor.
Me cansé de rogarle
con el llanto en los ojos
alcé mi copa y brindé por ella
no podía despreciarme
era el último brindis
de un mariachi con una reina
los mariachis callaron
de mi mano sin fuerzas
cayó mi copa sin darme cuenta
ella quiso quedarse
cuando vio mi tristeza
pero ya estaba escrito que
aquella noche perdiera mi amor.
Letra y música: J. Alfredo Jiménez
Poesía
Durante todo el siglo XVII en el Brasil colonizado por los portugueses, los esclavos negros que escapaban de sus amos se fueron concentrando en la sierra da Barriga, en la costa de la norteña Alagoas. Cada población era una fortaleza con altas empalizadas de madera y trampas de púas. Allí vivían y trabajaban miles en paz. Brotaban allí maíz y frijoles, mandioca, papa y tabaco, legumbres y frutas. Se criaban cerdos y gallinas y tejían ropas, canastos y abanicos con la fibra de palma. Eran los pueblos escondidos de Palmares. Los portugueses lanzaron más de veinte expediciones militares contra esta tierra de libres. Los jefes supremos de la federación de los Palmares fueron Ganga Zumba y su sobrino Zumbí. Este es traicionado por Antonio Soares, que al ser abrazado por Zumbí, le clava un puñal en la espalda y le corta la cabeza. Era el año de 1695. En recuerdo de esos guerreros aquí va:
SORTILEGIO YORUBA CONTRA EL ENEMIGO
Cuando intentan atrapar a un camaleón
bajo una estera,
el camaleón toma el color de la estera
y se confunde con ella.
Cuando intentan atrapar a un cocodrilo
en el lecho del río,
el cocodrilo toma el color del agua
y se confunde con la corriente.
Cuando intente atraparme el Hechicero,
¡que pueda yo cobrar agilidad del viento
y escapar de un soplo!
De “Memorias del fuego” de Eduardo Galeano
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