DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

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lunes, 18 de noviembre de 2013



La Gata Flora
Si no se corrige el mínimo no imponible para los trabajadores en relación de dependencia, el oficialismo desatiende el reclamo popular o no percibe el desánimo de quienes sufren el recorte aunque, por cierto, sea dudosísimo que los "sufrientes" les hayan prestado excesiva atención a los pesos achicados que tales escalas significaban en su ingreso de bolsillo. Si se lo corrige, ya es tarde o electoralista. Una vez corregido, el problema pasa a ser que no están incluidos los monotributistas. Después, también se contempla a los monotributistas. Pero, nuevamente, es tarde. O electoralista. Y si se retoca para arriba el dólar oficial, es la demostración de que se toma nota de un tipo de cambio que viene quedando muy atrás de la inflación. Pero si no, se demuestra que el Gobierno continúa emperrado en mentir o mentirse. Y si se incrementa en más de un 20 por ciento la cantidad de argentinos que viajan al exterior, es porque algo tienen que hacer con la plata que no pueden invertir localmente. Pero si su contrapartida es que disminuye el flujo de turistas desde el extranjero, es porque el país está caro gracias al retraso del dólar, y el descenso del ingreso de divisas, por ese rubro, pasa a ser algo así como la media demostrativa de lo mal que nos va. Si, en la misma línea conceptual de lo anterior, hay un boom de ventas de autos y electrodomésticos, es porque en algo hay que gastar a falta de mejores opciones.
Y si hay reducción temporaria de esos índices, ya fuere porque Brasil devalúa o porque el endeudamiento familiar tiene un tope, se debe a que el consumo se retrae en función de un salario que no alcanza. Y si la quita en el Impuesto a las Ganancias requiere la obviedad de compensar el egreso fiscal, por vía de gravar la venta de acciones, la oposición vota en contra o se retira. Si se le exige a la oposición una alternativa respecto de cómo financiar el beneficio, los radicales se van del Senado porque el presidente de Aerolíneas Argentinas le dijo "zángano" al jujeño Gerardo Morales, quien, como todo el mundo sabe, formó parte de un gobierno altamente preocupado por no recortar los salarios de trabajadores y jubilados.
Si el kirchnerismo comete el error de apostar por un "sheriff" como Alejandro Granados para resolver aspectos de la "seguridad" en el conurbano bonaerense, o si Martín Insaurralde mete elefantes en un bazar, promoviendo con una pésima explicación la reforma o el cambio del Código Penal juvenil, el Gobierno se dejó ganar por el discurso de la derecha y, encima, inútilmente, porque resalta grotesco que lo hace para ganar voluntades de clase media asustada. Pero si se mantiene en sus trece de un accionar y discurso garantista-progre, no abre los ojos ante lo que la sociedad le demanda. Otro tanto, si se resuelve mandar gendarmes a patrullar el conurbano es porque registraron que están perdiendo votos y, como si poco fuese, desprotegieron las zonas de frontera. Pero si los dejan en las fronteras es al divino botón, porque de todas formas son un agujero que chorrea contrabando y narcotráfico. Si se reabre el canje de deuda para negociar con los fondos buitre, se revela que la conducción oficial y jurídica del caso fue un esperpento. Si no se lo hace, persistimos en aislarnos del mundo y por algo no llegan las inversiones. Si hay acuerdo con una petrolera estadounidense para que invierta y explore en un área minúscula de Vaca Muerta, Argentina se bajó los pantalones de su soberanía energética. Si no lo hay, preguntan de dónde se pretende que vengan las divisas para promover el industrialismo. Si la idea fuera extraerlas de las reservas del Banco Central, contestan que liquidan el ahorro de los argentinos y que dejan al país raquítico de respaldo como si -además y nada menos- el país contara con los recursos para operar esa tecnología. Si el acuerdo queda aceptado como una de las escasas opciones disponibles pero es a través del fracking, mejor es dejar el petróleo y el gas donde están porque habría una catástrofe ambiental de cuyas pruebas nadie aporta mayormente nada. Si el presidente de YPF reconoce, como lo hizo en estos días, que la crisis de energía es grave, se exhibe como un símbolo de los desaguisados del Gobierno. Pero si no dice nada, lo mudan de "el mago" Galuccio a un impotente que estará preguntándose por qué no se quedó en Londres.
Si el director de la AFIP (justo de la AFIP) le regala a la nena que cumplió 18 un Audi de 40 mil dólares, es un impresentable que emblematiza al choreo K. Y en verdad que es impresentable, al margen de si su declaración de ingresos es compatible con obsequios de tal naturaleza. Un funcionario debe ser y parecer. Es injustificable que incurra en esas extravagancias. Y parecería, en cambio, que hay cosas hechas a propósito para que los mastines mediáticos se hagan una fiesta, como si se tratara de mostrar que la agresión no hace mella viniendo de quienes viene. Pero si Macri recortó el presupuesto social para desviarlo a emprendimientos de moda y desarrollos inmobiliarios privados, no rebota en ningún lado. Tres de cinco millones de pesos, que estaban destinados a la Intervención Social en Villas, fueron traspasados por el gobierno porteño al programa "Industria Audiovisual", que entre otros aspectos se ocupa de acontecimientos como "Buenos Aires, Ciudad de Moda". El informe -que proviene de un equipo lanzado por el Ministerio de Trabajo nacional para auditar la gestión PRO, y que Werner Pertot publicó en este diario el lunes pasado- tiene varios ingredientes sugestivos. Por ejemplo, que se traspasaron fondos de las villas para remodelar la entrada del zoológico de Palermo. Será que al ser un documento paraoficial, digamos, no merece ninguna confianza. Por el contrario, si lo perpetra algún periodista de medios independientes debe tener toda la razón del mundo. Es análogo a que el Indek miente seguro, y desde ya que sus cifras de inflación no son creíbles. Pero si esos números provienen de consultoras privadas o parlamentarios opositores cuya tendencia es de antikirchnerismo entre solapado y furioso, sin que alguien tenga noticias en torno de dónde sacan los equipos para medir inflación, no hay cuestionamiento alguno.
Si el Gobierno avanza hacia la estatización de los trenes es porque sus gerenciadores amigos fueron un desastre criminal. Y si no lo hace, es porque sigue atado a sus gerenciadores amigos. Si la Presidenta intenta disimular, malamente, la derrota en las PASO, está loca de atar porque tiene el síndrome de Hubris, que remite a haber perdido la noción de realidad. Pero si el velatorio de Kirchner lo organizó Fuerza Bruta; si la teoría de un dirigente radical que se dice presidenciable es la troskeada de cuanto peor mejor; si la derecha abreva en un pagadiós contra los buitres y quedan juntados Altamira con Carrió, están todos en su sano juicio.
¿Será que efectivamente está todo dicho porque ya está instalado que lo está? ¿O será que todavía se puede hacer algo porque nunca está todo dicho?

Eduardo Aliverti


¿Colapsa Caballito?

El gobierno porteño volvió a enviar a la Legislatura un proyecto para modificar la zonificación de un predio lindante con el estadio de Ferro, ubicado en el barrio de Caballito, con el objetivo de que se levante allí un shopping, iniciativa a la que se oponen los vecinos, comerciantes, y miembros de la oposición.

Luego de que la propuesta no consiguiera tracción en la Legislatura en los años 2008 y 2011 (debió de ser retirada por la presión de los vecinos, que ayudaron a que el macrismo no consiguiera los votos necesarios para su aprobación), nuevamente el ejecutivo porteño volvió a la carga y el expediente será tratado por la Comisión de Planeamiento Urbano, ya que implica cambios en la normativa debido a que en dicho terreno no se puede construir comercios.

Estas normas especiales avalarían que en el predio, situado sobre la avenida Avellaneda al 1500, la empresa IRSA (dueña del shopping DOT) construya un centro comercial de más de 38 metros de altura (lo que equivale a doce pisos), 40 locales como mínimo y un estacionamiento de 50.000 metros cuadrados.
De acuerdo a los vecinos, esta iniciativa sería "catastrófica" para el barrio. En diálogo con Infobae, Mario Oybin, de la agrupación S.O.S. Caballito, aseguró que plantear un shopping de estas características "haría colapsar las diez cuadras a la redonda, y y los fines de semana va a ser imposible vivir tranquilamente".
Oybin, quien recordó que el barrio ya cuenta con un bajísimo promedio de espacio verde por habitante, apuntó además que el gobierno porteño "no realizó un estudio del impacto ambiental que tendría construir el shopping más grande del país en ese terreno".
El representante de los vecinos de Caballito teme que esta vez el proyecto sea aprobado debido a que al acercarse el momento del recambio en la Legislatura, los favores entre los diferentes legisladores para asegurarse cargos políticos le signifiquen al oficialismo interesados votos aliados.
Los vecinos de Caballito, que ya anunciaron que volverán a movilizarse, ya juntaron 12 mil firmas para pedir que el predio, que fue vendido por el club Ferro a IRSA a finales de los 90 en una sospechada transacción en la que medió una sociedad fantasma uruguaya, sea convertido en un parque público.
No es la primera vez que la empresa IRSA enfrenta cuestionamientos vecinales por sus shoppings. Tras las graves inundaciones del mes de abril, el centro comercial fue acusado de ser responsable de las anegaciones del Barrio Mitre, que linda con el DOT.
Los vecinos de la zona reclamaron a la compañía el inicio de obras para aliviar la situación, pese a que los directivos aseguraron haber invertido varias decenas de millones de dólares en obras fluviales.

SOS Caballito

miércoles, 13 de noviembre de 2013


ELIGIENDO

Transcurridas ya las internas abiertas, simultáneas y ¡obligatorias, con  resultados no del todo favorables para el frente gobernante, producto, entre otras causas, de una fuerte instalación mediática y el hallazgo por parte de la derecha  de un candidato opositor  potable para el establishment. Parece haber encontrado la oposición la fórmula mágica que le permita soñar con el mentado “Fin de ciclo”. La campaña de las PASO demostró con meridiana claridad cuáles son los planes opositores, “No importa quien gane, lo importante es derrotar al kirchnerismo”, “Es ella o vos”, como corolario la instalación de las pseudodenuncias de corrupción, fundamentalmente operadas por el nuevo mercenario del grupo mediático que parece ser el más perjudicado por el gobierno y quien encabeza las acciones de destrucción del proyecto.
La dupla Carrió-Lanata logró instalar, Clarín mediante, en parte de la sociedad,  la idea  que quienes nos gobiernan son una banda de delincuentes que solo llegaron al poder para robarse todo y conseguir impunidad, Por si esto no fuera suficiente, ahora van por la supuesta insania de la presidenta.
La política, bueno es recordarlo, no es un proyecto personal, sino una construcción colectiva con fuerte raigambre en las luchas populares, cuando esas luchas fueron correctamente interpretadas lograron las transformaciones más importantes de nuestra sociedad, y los mayores triunfos sobre los poderes fácticos.
Mientras Mauricio Macri, desairado por estos poderes, con el fuerte apoyo al Dalai Sergio Massa con su rejunte de impresentables entre los que se cuentan Duhalde (con Chiche), Aldo Rico,  Felipe Solá,  José Ignacio de MendigurenAdrián Pérezdenuncia  a sus antiguos patrones representados en un “círculo rojo”. Si esta es la nueva política, que dios nos proteja.

No coincidimos con algunos sectores autodenominados de izquierda, que atacando al gobierno solo pretenden obtener una banca con sentido testimonial resultando absolutamente funcionales a la derecha.

Los VMC proponemos el voto a los candidatos del Frente para la Victoria, porque puestos a escoger, y vaya si en la vida hay que elegir, preferimos un gobierno  que promueve un ministerio de ciencia, tecnología e innovación productiva y repatria científicos a uno que los envía a “lavar los platos”.
Preferimos la recuperación de los recursos naturales y estratégicos a manos del estado en lugar de las salvajes privatizaciones de los 90.
Nos parece infinitamente mejor la integración al bloque regional latinoamericano que el nefasto alineamiento de las relaciones carnales.

Apoyamos un parlamento que privilegie un presupuesto con fuerte presencia en la atención de necesidades sociales y una importante porción del PBI en materia educativa a unos Senadores y Diputados que frenan el debate del presupuesto como lo hicieran los representantes del Grupo A, algunos de los cuales se reciclaron en las listas opositoras.
Preferimos la ampliación de derechos a las oscuras y retardatarias políticas ultramontanas.
Es éste gobierno quien por ley articuló dos aumentos anuales para los jubilados en lugar de reducirlas en un 13%. 


La ampliación del mercado interno y una mayor redistribución de la riqueza, aún en un mundo en crisis, no nos parece un dato menor.
La continuidad y profundización de las políticas en marcha son las que garantizan el avance de los juicios a los genocidas con la posibilidad incluso de saldar las “cuentas pendientes” de los socios civiles de la última  dictadura, beneficiarios económicos que hoy se mimetizan con piel de cordero amparando posturas opositoras, garantizan también  el desendeudamiento, la constante iniciativa política en la fijación de agenda, la necesidad de lograr la total aplicación de la ley de comunicación audiovisual,  la ineludible democratización de la justicia la iniciada reforma de la red ferroviaria, como materias pendientes
Y fundamentalmente por la continuidad de la búsqueda de los nietos apropiados y privados de su identidad.
En esta década, ganada, empatada o aún perdida, como aseguran los más acérrimos opositores, es mucho más de lo que imaginábamos 10 años atrás cuando todo se derrumbaba y donde no queremos volver.
No apoyamos al gobierno por ser oficialistas acríticos, sino porque estamos convencidos que este debe ser el piso de las conquistas sociales, y que es necesaria su profundización.



SOBRE HÉROES Y TUMBAS

Este cronista, que se reconoce afecto a las definiciones,  puesto a precisar a las Naciones Unidas sin duda no titubea un instante en calificarla como UN ÓRGANO MULTIESTATAL MERAMENTE DECLAMATIVO REGIDO POR UN CUERPO EJECUTIVO DE CONFORMACIÓN HISTÓRICO BELICISTA Y NATURALEZA  IMPEDITIVA. Obviamente que todo aserto que se precie de tal amerita una exégesis, palabra que proviene del griego y que la podríamos traducir en beneficio de esta Página 2, como el ejercicio fáctico del análisis critico. En primer lugar, solo los Estados reconocidos internacionalmente tienen representación formal ante las Naciones Unidas, status por demás arbitrario que deja afuera del mundo a aquellos pueblos que por razones históricas y políticas se ven impedidos de conformar jurídicamente un país. Son decenas las situaciones mas conocidas que demuestran el mero carácter declamativo de las resoluciones de la Asamblea General. Valga como ejemplo el pronunciamiento reiterado y casi unánimemente exigiendo el levantamiento del brutal bloqueo que hace décadas lesiona a Cuba; el instar hasta el hartazgo al Reino Unido a discutir en mesa de negociaciones con la República Argentina la soberanía y descolonización de las Islas Malvinas; las consensuadas resoluciones  que afirman y ratifican anualmente que para resolver la crisis del pueblo palestino es vital la concreción real y efectiva de la consigna Dos Pueblos – Dos estados; y para que mencionar las cientos de declaraciones oponiéndose  a invasiones e intervenciones de todo calibre habidas en las últimas décadas,  las que  procazmente son desvergonzadamente desoídas por  los respectivos invasores e interventores. Quizás, por todo esto y mucho más, las Asambleas Generales anuales de las Naciones Unidas son formales, previsibles y casi bucólicas. Pero no escapará a la aguzada inteligencia del lector de esta columna que toda regla general, por su intrínseca naturaleza, tiene excepciones. 
El 17 de septiembre tuvo lugar la apertura del 68° Periodo Anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas. A diferencias de otras ocasiones, en las oficinas y pasillos del imponente edificio de verdes vidrios y banderas multicolores construido a orillas del East River en el Midtown de Manhattan, Nueva York; temas críticos como el espionaje cibernético global de los Estados Unidos, el posible ataque militar a Siria, la crisis económica sistémica y la probable apertura de Irán hacia occidente, movían el amperímetro de la tensión internacional, todo lo cual predecía que esta no iba a ser una asamblea mas, y realmente no lo fue.
Quizás por primera vez en la historia, predeterminados presidentes de América Latina actuaron coordinadamente en el seno de las Naciones Unidas en una clara intención de dotar al evento de un esencial contenido contestatario, dando muestras de una coincidente dirección ideológica al sumar voluntades en la defensa irrestricta de las soberanías nacionales y contra toda imposición económica y política por parte de los países dominantes. No hubo al respecto, medias tintas ni indefiniciones, primó en cada una de las intervenciones firmeza política y conceptos precisos.
El primer orador que efectuó la apertura de la Asamblea,  el 24 de septiembre, fue la presidente del Brasil, Dilma Rouseff, quién dirigiéndose directamente a Barak Obama acuso a los Estados Unidos de violentar leyes internacionales, ser manifiestamente antidemocrático, violar los derechos humanos y las libertades civiles. Por la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, denunció el “doble estándar” y las desigualdades a la hora de tomar decisiones en los países del Norte. “Si el presidente Obama habla por teléfono con su par iraní es un avance hacía el dialogo y el entendimiento. Si el gobierno argentino da un paso para encontrar instancias de diálogo con Irán, en cambio, esta cediendo ante un Estado terrorista”. Al afirmar que no hay guerras justas, ya que solo la paz es justa, la primera mandataria, crítico la hipocresía de Washington, quién amparándose en la presunta lucha contra el terrorismo internacional justifica incondicionalmente su permanente y continua política belicista. Finalmente, puso en evidencia el anacronismo del Consejo de Seguridad, donde aún hoy, después de mas de seis décadas, los vencedores de la Segunda Guerra Mundial poseen un injusto y desnaturalizante derecho de veto. El presidente de Bolivia, Evo Morales, enfáticamente planteo ante el pleno de la Asamblea una genuina crítica al capitalismo. El capitalismo quiere salvar su crisis con las guerras, afirmó, y acto seguido, preguntó al plenario ¿A quienes benefician las guerras?  ¿En manos de quienes se quedan los países intervenidos después de los bombardeos? ¿Quiénes gobiernan los Estados Unidos, los ciudadanos o las empresas que financian las guerras? ¿Cómo se puede hablar de democracia cuando los servicios de inteligencia espían a presidentes y a estas propias Naciones Unidas?
Como colorario estaba previsto que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cerrase las intervenciones de los mandatarios latinoamericanos, sin embargo al avión que lo traía de su gira por China le fue negado el paso a través del espacio aéreo de Puerto Rico, país de vergonzante status de Estado Asociado a los EE.UU. Coincidentemente y pese a que -según el programa oficial de la Asamblea-, Maduro aparecía en la nomina de mandatarios que intervendrían durante la sesión del 25 de septiembre, a última hora su nombre fue quitado sin explicación alguna de la lista de oradores. Toda una predecible coincidencia.
Lo importante y determinante es que ante el foro mundial, los presidentes en sus discursos fijaron posiciones unánimes, plantearon debates estructurales e instalaron temas que seguramente marcaran en el futuro promisorias agendas. 
Surge con claridad que América Latina intenta decididamente dejar de ser el patio trasero reivindicando el histórico mandato enmancipatorio de la Patria Grande.
Y finalmente, hablando de definiciones, exegesis y coincidencias, este cronista tiene la intima convicción que en esta profunda crisis global del sistema, hoy definitivamente ya existen héroes y tumbas.
                                             J. R.


LA COMPLICIDAD CIVIL EN EL GOLPE DE ESTADO DEL ‘76

Desde una perspectiva marxista, el Estado es el instrumento de dominación de la clase económicamente dominante y este dominio puede expresarse políticamente en la forma de un gobierno dictatorial o no.
Dicho esto, puede decirse que el Golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976 destituyó a un gobierno elegido democráticamente y estuvo dirigido contra los trabajadores con la intención de trasformar radicalmente la estructura económico – social generada tras largas décadas de desarrollo industrial.  Desde un punto de vista estratégico se pretendió alterar la correlación de fuerzas derivada de la presencia de una clase obrera industrial acentuadamente organizada y movilizada en términos políticos ideológicos. En otras palabras, todo se orientó a modificar los basamentos económicos –estructurales que habían hecho posibles fenómenos como el peronismo y procesos sociopolíticos como el Cordobazo, el Rosariazo y el Tucumanazo  y un poco antes, los congresos de la CGT de Huerta Grande (1962) y La Falda (1957) en donde se planteaba por ej., nacionalizar todos los bancos, Implantar el control estatal sobre el comercio exterior, nacionalizar los sectores claves de la economía, siderurgia, electricidad, petróleo, frigoríficos, desconocer los compromisos financieros del país, expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación, implantar el control obrero sobre la producción. El propio surgimiento de la CGT de los Argentinos en Julio de 1968 con dirigentes combativos y antiburocráticos  de la talla de Raimundo Ongaro, Ricardo de Luca, Julio Guillan, Lorenzo Pepe, Jorge Di Pascuale, Benito Romano entre otros es un hecho sindical y político de gran envergadura, primero porque reconocían diferentes orígenes y experiencias políticas y segundo por el respaldo político de las bases. Se trataba sin duda de una Clase Obrera que cuestionaba las propias bases del sistema capitalista. Todo esto se desarrollaba en el marco  de un proceso complejo y contradictorio.
Contra los trabajadores y fundamentalmente contra los trabajadores industriales se orientó el Golpe del ’76. No solo se trató de su extermino físico sino de su exterminio como clase. Por cierto que la represión también afectó a amplios sectores populares, pero en lo esencial eran los trabajadores industriales.
La transformación radical de la economía “fue impuesta mediante el disciplinamiento de los sectores populares cuya expresión más acabada fueron los 30000 desparecidos, la complicidad empresaria con represión en los lugares de trabajo  (Acindar, Astarsa, Dalmine-Siderca, Ford, Ledesma, Mercedes Benz, entre otros).la intervención de los sindicatos, el cercenamiento de las conquistas laborales de larga data y la participación de importantes funcionarios de muchas de las empresas de mayor envergadura del país en ámbitos estratégicos del aparato estatal”[1]
José Martínez de Hoz, de Acindar,  Terán Nougués, de Giorovaglio, Francisco Soldati, de Soldati, Oxenford, de Banco Roberts, Nicholson de Ledesma son parte de una larga lista de empresarios que pusieron sus plumas y acciones al servicio de la dictadura. Estos nombres personalizan a aquella fracción de clase que impulsaron una profunda reconversión de la estructura económica. Era necesario pasar de un modelo basado en sustitución de importaciones exitoso, con un crecimiento anual de un 5% y una tasa de desocupación baja, a otro basado en la valoración financiera del capital.
La caída de los salarios y la desocupación dan cuenta del profundo proceso de desindustrialización y otro de los rasgos distintivos del plan económico de la dictadura fue el feroz proceso de concentración y centralización del capital. 
Pero la complicidad civil no solo se plantea en el terreno económico, era, sí centralmente en el ámbito de la economía, sin embargo  al hablar de complicidad civil hablamos, de la Iglesia, los sindicatos, etc.
José Rodriguez asume al frente de SMATA  (nacional) después el asesinato de Dirk Kloosterman el 22/05/1973, alineado con la burocracia sindical se enfrentará con las  corrientes clasistas y combativas.
René Salamanca al frente de la lista Marrón, gana, en abril de 1972 en la seccional cordobesa del SMATA. Este acontecimiento tuvo un impacto fundamental en el fortalecimiento de la corriente combativa, que había tenido en la conformación de la CGT de los Argentinos (1968) un hito fundamental. En todo este período SMATA-Córdoba consolidó alianzas con otros dirigentes combativos como Agustín Tosco de Luz y Fuerza y Atilio López de la UTA con los que fundaron el Movimiento Sindical Combativo que tuvo una profunda influencia en los sectores sindicales combativos en todo el país.
Como método de organización y dirección política, Salamanca se apoya en los cuerpos de delegados,  consideraba  a las asambleas de base como una instancia central y estableció la rotación de los miembros de la comisión directiva.
José Rodriguez se enfrentó a la seccional Córdoba de  su gremio de manera sistemática y permanente y ese enfrentamiento se profundizó después de que en las elecciones internas de 1974 Salamanca consolida su influencia al ganar por una diferencia aún mayor a la elección de dos años atrás.
Finalmente una medida de fuerza cuestionada por el Ministerio de Trabajo y a la que Renault respondió con la suspensión de unos 3000 trabajadores le dio a Rodriguez la oportunidad de desarticular al sindicato cordobés.  Salamanca ante una asamblea de unos 6000 trabajadores plantea el rechazo a la conciliación obligatoria y es respaldado por la mayoría de los trabajadores. SMATA central lo expulsa junto a 22 dirigentes del Comité Ejecutivo y decretó la suspensión de la regional.
Siguiendo órdenes gubernamentales, el Banco Central suspendió los fondos sindicales en las cuentas del país de la seccional y el mismo día Rodriguez publica en los principales diarios de Buenos Aires y Córdoba un a solicitada donde denuncia al sector clasista caracterizándolo como defensores de ideologías foráneas e implica a todo el movimiento obrero cordobés en una “conspiración de la izquierda cipaya”. Esta ofensiva escaló aún más después del asesinato de Atilio López  por la Triple A, el 16/09/1974, hecho que fue seguido de numerosos asesinatos.
El 24 de marzo de 1976, René Salamanca fue secuestrado y desaparecido por el ejército.
Otros casos particularmente significativos fueron los de Mercedes Benz y Ford Motors a partir de 1975. Un hito muy importante  fue cuando se firmó el decreto de “aniquilamiento de la subversión en los centros industriales” el 6/10/75, que asimilaba la lucha obrera a un proceso de guerrilla industrial.[2]  Tal vez ese haya sido el hecho político y el sostén ideológico para tomar un conjunto de decisiones particularmente significativas que muestra la relación entre las empresas automotrices y el SMATA de José Rodriguez, por ej.,  es la firma de un convenio que estableció que el 1% del precio de venta de cada vehículo se dedicaría a la formación de un fondo extraordinario para la “erradicación de elementos negativos” de la fábrica. Este fondo sería administrado por la dirección del sindicato, sin auditoría alguna, a cambio de que la propia entidad supuestamente representativa de los trabajadores se encargaría de garantizar la represión efectiva.
En Acindar y Techint, se militariza la relación laboral, en Libertador San Martín, en Jujuy, el Ingenio Ledesma pone hombres y pertrechos al servicio de la represión.
Estos casos, los de SMATA, Ford, Mercedes Benz, Acindar, Techint, Dalmine-Siderca son parte de las evidencias de la complicidad civil, sean estos dirigentes gremiales o empresarios pero de ninguna manera las únicas
Son cientos, tal vez miles, los documentos, declaraciones públicas y hechos políticos que se presentan como evidencia de la convivencia entre la cúpula de la iglesia y las FF.AA.
El libro de Emilio Mignone, un poco más tarde el de Rubén Dri, los trabajos de Horacio Verbitsky dan cuenta del apoyo ideológico y político de la Iglesia Católica a las FF.AA. Es pertinente preguntarse si sin este respaldo se podría haber ido tan lejos.
Resulta imposible sintetizar todo esto en pocas líneas, solo recordar un hecho particularmente significativo.
En 1979, en oportunidad de la visita del Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Lambruquini reemplaza a Massera al frente de la armada. En la ESMA aún quedaban unos 60 secuestrados que eran necesarios esconderlos a la “vista” de la comisión por lo que son trasladados a una isla en el Delta del Tigre hasta tanto la CIDH visite los lugares sobre los que tenía pruebas de que habían sido utilizados como campos. La iglesia estaba perfectamente al tanto. La isla se llamaba “El Silencio” y había sido por muchos años el lugar de descanso del arzobispado. “El grupo de tareas de la ESMA la compró con documentos de un detenido- desaparecido y el vendedor fue el secretario de Mons. Tortolo y Bonamín  en el vicariato castrense, Mons. Emilio Graselli[3]. Evidencias hay.
                                                                                                                                      DL


[1] Martin Schoor “Cuentas pendientes, Los cómplices económicos de la dictadura”
[2] El decreto fue firmado por Italo Argentino Luder (presidente provisorio del Senado de la Nación) y secundado por los ministros Manuel Arauz Castex, Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero etc.
[3] Doble Juego. La Argentina Católica y militar (Pág. 268). Horacio Verbitsky


           El día en que todo cambió
http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Ariel Dorfman *
Si estoy con vida, si cuarenta años más tarde puedo contar la historia del golpe del 11 de septiembre de 1973, es gracias a la ciega generosidad de mi amigo Claudio Jimeno.
Lo recuerdo ahora tal como lo vi entonces, cuando me despedí de él sin saber que se trataba de una despedida final, sin saber que en poco tiempo él estaría muerto y yo iba a sobrevivir, ninguno de los dos anticipando que los militares lo matarían a él en vez de ensañarse conmigo.
Nos conocimos en 1960, cuando los dos cursábamos el primer año de estudios en la Universidad de Chile. Incisivos sobresalientes y una mata de pelo negro erizado le habían merecido un apodo, Conejo, que luciría hasta el día de su muerte. Estaba de novio con Chabela Chadwick, una estudiante de química, y cuando yo comencé a salir con Angélica, mi futura mujer, los cuatro participábamos, junto a otros entusiastas condiscípulos, en un raudal de actividades: bailes y paseos a la playa y, sobre todo, sumándonos a manifestaciones de protesta. Porque lo que en última instancia más nos unía, más allá de compartir confidencias y esperanzas, era una feroz necesidad de batallar por la justicia social en un continente de extrema pobreza y desarrollo frustrado.
Como millones de otros chilenos, Claudio y yo éramos fervientes seguidores del socialista Salvador Allende, que proclamaba –en una época en que la guerrilla se alzaba con furia en toda América latina– que era posible una revolución en nuestro país sin recurrir a la violencia, que podíamos crear una sociedad más justa y soberana por medios democráticos y pacíficos. Nuestros sueños se hicieron realidad cuando, diez años más tarde, Allende ganó las elecciones presidenciales de 1970.
Los sueños y la realidad, sin embargo, no siempre van de la mano.
Ya a mediados de 1973, el gobierno de Allende estaba asediado por sus enemigos internos y externos y la creciente amenaza de un pronunciamiento militar. De manera que cuando Fernando Flores, el secretario general de Gobierno del Presidente, me pidió que sirviera como su asesor de prensa y cultura, no tuve la menor duda. Una de mis responsabilidades más urgentes era que debía hacer guardia una vez, cada cuatro noches, en La Moneda, para que pudiera comunicarme con Allende en caso de alguna emergencia. Las otras noches se rotaban entre tres otros asesores, uno de los cuales era Claudio Jimeno.
De manera que cuando me di cuenta de que me tocaba dormir en La Moneda la noche del lunes 10 de septiembre, nada más natural, entonces, que canjear ese turno con mi viejo amigo, pedirle si era posible hacerme cargo de su guardia del domingo 9 de septiembre. Me convenía ese domingo porque era la única ocasión que tenía para mostrarle a Rodrigo, mi hijo de seis años, la galería de retratos de los primeros mandatarios de Chile y para que experimentara, antes de que su madre viniera a buscarlo, ese momento mágico en que las luces del Palacio se prendían al crepúsculo.
Claudio asintió sin la menor vacilación. En esos tiempos azarosos, pasar aunque fuera una hora extra con el hijo al que no teníamos la certeza de ver al día siguiente constituía un regalo insuperable. De hecho, me agradeció el trueque, ya que le permitía gozar de un domingo tranquilo con Chabela y sus dos hijos.
Y entonces quiso la buena y la mala suerte que fuera Claudio Jimeno el que respondió el teléfono en la madrugada del 11 de septiembre de 1973, recibiendo la noticia de que el golpe, liderado por el general Augusto Pinochet, había comenzado. Y fue Claudio el que llamó a Allende y Claudio el que luchó a su lado en La Moneda y Claudio el que terminó siendo apresado y luego torturado y finalmente muerto, convirtiéndose en uno de los primeros chilenos desaparecidos. Mientras que yo desperté al lado del amor de mi vida, de Angélica, y traté de llegar a La Moneda y no pude lograrlo y heme aquí, cuarenta años más tarde, conmemorando a mi amigo y lo que se perdió y lo que se aprendió, y recordando, porque Claudio no lo puede hacer, cómo mantuvimos viva la esperanza en medio de la oscuridad. Heme aquí, todavía sin poder visitar la tumba de Claudio porque los militares que lo mataron todavía no revelan dónde echaron su cuerpo vejado.
El destino de Claudio prefiguró el de su país.
Nos aguardaban décadas de represión y pavor, de pesadumbre y combate. Aun cuando terminamos derrotando a la dictadura, nuestra democracia restaurada se vio severamente restringida. La siniestra Constitución de Pinochet, aprobada en un referéndum fraudulento en 1980, sigue siendo hasta el día de hoy la ley suprema de la república, obstaculizando tantas reformas imprescindibles que el país reclama.
Si bien aquel 11 de septiembre de 1973 fue trágico para tantos chilenos, también tuvo consecuencias más allá de nuestras orillas remotas. El naufragio de la revolución chilena repercutió en forma significativa en Europa, donde llevó a una fundamental reorientación de la izquierda en varios países (notablemente España, Francia e Italia), la certeza de que no bastaba con una mayoría electoral exigua para llevar a cabo transformaciones sustanciales en la sociedad, sino que se necesitaba un consenso amplio y profundo. En los Estados Unidos, la intervención de la CIA en la caída de Allende fue uno de varios factores que condujeron a investigaciones del Congreso, estableciendo leyes limitando las intromisiones del Poder Ejecutivo norteamericano en los asuntos internos de otras repúblicas, abriendo una discusión que es en este momento más perentoria que nunca, en vista de que los presidentes norteamericanos siguen adjudicándose el derecho a inmiscuirse ilegalmente en cualquier rincón de la Tierra donde sus intereses podrían peligrar, es decir, matar y espiar en todo el mundo.
El legado más crucial, sin embargo, del 11 de septiembre chileno fueron las estrategias económicas implementadas por Pinochet. Mi país se convirtió, en efecto, en un laboratorio para un salvaje experimento neoliberal, una tierra donde la avaricia desmedida, la extrema desnacionalización de los recursos públicos y la supresión de los derechos de los trabajadores fueron impuestas con virulencia a un pueblo desamparado. Muchas de estas políticas fueron adoptadas más tarde por Margaret Thatcher y Ronald Reagan (así como por líderes en el resto del globo), acarreando una disparidad escandalosa en la distribución del ingreso y la riqueza y, podría argüirse, creando condiciones para las últimas crisis financieras que han sacudido al planeta. Por cierto, este modelo chileno de un libre mercado exorbitante y sin frenos no ha perdido hoy su atractivo. La drástica y desastrosa privatización del sistema previsional sufrida en Chile es enaltecida por derechistas de todas las estampas como una “solución” al “problema” de las pensiones de los jubilados. Y recientemente, The Wall Street Journal, en un editorial, sugería que “ojalá los egipcios tuvieran la buena suerte de que sus nuevos generales reinantes resultaran ser como Augusto Pinochet de Chile”.
Afortunadamente, Chile no exportó únicamente las peores experiencias surgidas de la asonada militar. También ha servido como un modelo de cómo un pueblo desarmado puede, a través de la no violencia y una ardua campaña de desobediencia civil, conquistar el miedo y liquidar a una dictadura. Los alentadores movimientos de resistencia y en favor de la democracia que han brotado en todos los continentes durante estos últimos años prueban que el futuro no tiene que ser despiadado, que el 11 de septiembre chileno no marcó el final de la búsqueda de libertad y justicia social por la que murió Claudio Jimeno, que tal vez su sacrificio no fue enteramente en vano.
Y, sin embargo, no me puedo consolar. Cuarenta años más tarde todavía recuerdo su sonrisa de conejo cuando me dijo adiós en La Moneda aquella noche del 10 de septiembre de 1973.
Al día siguiente, ese martes desbordante de terror en Santiago, muchas cosas cambiaron para siempre, cambios políticos y económicos que alteraron a Chile y, se podría aventurar, también al mundo. Pero cuando contemplamos el pasado, lo que necesitamos recordar es que finalmente la historia la hacen y padecen seres humanos reales, hombres y mujeres que quedan penosamente afectados. La historia consiste de muchos Claudios y muchos Jimenos de nuestra especie, uno más uno más uno.
Esa es la historia irreparable, la que nos duele y conduele: no puede Claudio despertar, como lo hago yo cada mañana, al canto interminable de los pájaros.
Claudio Jimeno, el amigo que murió en mi lugar cuarenta años atrás, nunca ha de ver a sus nietos crecer, nunca podrá sonreírse cuando lo llamen Abuelo Conejo.
* Escritor chileno. Su último libro es Entre sueños y traidores: un striptease del exilio.


Emir Sader *La continuidad posneoliberal
America latina no podía funcionar. Fue creada por los colonizadores para no funcionar, para ser eternamente subalterna al mundo “civilizado”. Para entregarle sus materias primas y su fuerza de trabajo superexplotada y honrar a sus señores europeos. América latina fue colonizada para ser colonia y sentirse colonizada y supeditarse a las metrópolis y al Imperio.
Aun más, cuando las alternativas parecían desaparecer, sólo le quedaría a America latina imitar, de forma mecánica, el modelo único consagrado por el centro del capitalismo. Y así fue por un tiempo. America latina fue el continente con más gobiernos neoliberales y el de sus modalidades más radicales.
Una ola devastadora que liquidó, entre otros, al Estado social chileno y a la autosuficiencia energética de Argentina, además de dejar al continente como una región intranscendente en el plano internacional, de bajo perfil, subordinada a las potencias del centro del sistema, intensificando aun más la desigualdad y miseria entre nosotros.
Pero de repente, el fracaso de los gobiernos neoliberales generó la elección de una serie de gobiernos que se han elegido con el compromiso de superar ese modelo y construir sociedades más justas, menos desiguales, soberanas en el plano internacional.
Fue así como la región se ha vuelto la única en el mundo con gobiernos antineoliberales que, además, han pasado a construir procesos de integración regional autónomos respecto de Estados Unidos. Aun cuando surgió la profunda y prolongada crisis económica –que recién cumplió cinco años de duración– en los países del centro del capitalismo, esos países latinoamericanos antineoliberales no han dejado de expandir sus economías y, sobretodo, de combatir la miseria y la desigualdad.
Entre sus adversarios –en la derecha y en la ultraizquierda– inicialmente ese fenómeno generó desconcierto. No era posible que con la recesión mundial –que siempre había arrastrado a todos nuestros países al estancamiento y retroceso–, países como Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay, Ecuador y Venezuela resistieran a la crisis.
Después de haber denunciado a esos gobiernos como propagadores de ilusiones, han tenido que aceptar que nuestra situación es distinta a la de los países del centro del sistema y de aquéllos, en la región, cuyos gobiernos mantenían sus orientaciones neoliberales. Ya no podían decir que las situaciones favorables de nuestros países se debían a un marco internacional favorable, porque ese marco había cambiado radicalmente.
Hubo quienes cerraron los ojos a los grandes avances sociales de países del continente más desigual en el mundo, queriendo descalificar sus políticas, reduciendo las orientaciones de esos gobiernos a lo que consideran modelos exportadores basados en la devastación de los recursos naturales. Como resultado, todos los que propugnan esos planteos han sido rechazados por los pueblos de esos países que los han reducido a fuerzas sin ningún apoyo popular ni expresión política.
Las aves de rapiña seguían esperando indicios de problemas que pudieran –aun después de una década del éxito de las políticas posneoliberales de esos gobiernos– comprobar sus aciagas previsiones. Se ha formado una coalición internacional entre fuerzas de derecha y de ultraizquierda para atacar a los gobiernos progresistas de America latina, porque el éxito de líderes como Hugo Chávez, Lula, Dilma, Néstor y Cristina Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, Pepe Mujica, entre otros, hacía insostenibles sus posiciones.
Bastaba que surjan problemas en alguno de esos países cualquiera que fuera su razón –incluso las presiones recesivas continuadas desde el centro del sistema– para que se renovaran los artículos en la prensa o las previsiones de opositores sin apoyo popular, diciendo que finalmente se agotaba el modelo alternativo de crecimiento con distribución de renta de esos gobiernos.
Porque era insostenible para ellos que Carlos Andrés Perez, Acción Democrática, y Coppei fracasaran, y que Hugo Chávez funcionara. Que Cardoso hubiera fracasado y Lula funcionara. Que sus queridos Carlos Menem y De la Rúa hubieran fracasado espectacularmente y que Néstor y Cristina hayan funcionado. Que Sánchez de Lozada hubiera salido del gobierno expulsado por el pueblo para refugiarse en EE.UU. y Evo Morales funcione. Que los gobiernos de derecha, en Uruguay, hayan fracasado y los del Frente Amplio funcionen. Que lo mismo pase en Ecuador, con el éxito de Rafael Correa.
Ya no son gobiernos efímeros, todos ya se han reelegido y/o elegido a sus sucesores y siguen teniendo posibilidades de seguir con sus gobiernos o elegir sus sucesores promoviendo una segunda década posneoliberal en America latina.
Sin embargo, según la receta neoliberal y la de la ultraizquierda, esos gobiernos no podían funcionar. Tenían que fracasar para demostrar la verdad del “pensamiento único” y del Consenso de Washington. Los gobiernos populares de amplia alianza política no podían consolidarse y obtener gran y renovado apoyo popular. Porque serían dirigidos por líderes que habrían “traicionado” la confianza popular. Sin embargo, en la realidad, los pueblos los han escogido y reafirmado como sus líderes.
Esa situación se ha consolidado de tal forma que las oposiciones en cada país no encuentran espacio ni liderazgos ni plataformas alternativas. O callan sobre lo que harían en caso de que triunfaran, o confiesan que volverían a las fórmulas neoliberales: menos Estado, duro ajuste fiscal, privatizaciones, política externa de vuelta a la subordinación a los EE.UU.
Es que los gobiernos posneoliberales han logrado volverse hegemónicos en cada uno de nuestros países. De ahí su legitimidad y su capacidad de enfrentamiento de los problemas que tienen por delante, así como sus formas de renovación para seguir dando continuidad a sus programas de prioridad de las políticas sociales, de los procesos de integración regional y del rol del Estado como inductor del crecimiento económico y garantía de los derechos sociales de todos. Negando a todos los que creían que America latina no podía resultar.
* Intelectual brasileño. Autor de El Nuevo Topo. Los caminos de la izquierda latinoamericana (Siglo XXI).


                                                    UNA DEUDA DE LA DEMOCRÁCIA
 Comienzo esta nota con la alegría de haberme enterado que Lulú, una personita de 6 años, que nació con genitales de varón y que desde los 2 años se autodefine como nena, logró que tanto en su DNI como en la partida de nacimiento se le reconozca el sexo y el nombre que ella eligió. 
 Sin duda, más allá de chicanas judiciales, burocráticas, etc., esto es posible gracias todas las leyes de ampliación de derechos que se han votado en estos años: Identidad de género, casamiento igualitario, voto optativo para jóvenes de 16 años, prohibición del trabajo infantil, contra la trata de personas etc. Todas leyes que han sabido abordar los derechos humanos en el sentido más amplio y que ponen a la Argentina a la vanguardia en la defensa de estos derechos.
 Pero también comienzo esta nota con la tristeza de que en el país siguen muriendo mujeres pobres por abortos clandestinos, por no tener una ley que respete sus derechos a decidir sobre sus cuerpos y sobre su decisión de ser madre cuando ella desee.  Por no tener una ley que les permita abortar de forma legal, segura y gratuita en un hospital con todas las condiciones de asepsia que el caso requiere para no morir en el intento.
 El 28 de setiembre se conmemoró el Día de Lucha por la Despenalización y Legalización del Aborto en América latina y el Caribe y hay que señalar que la región es una de las que más atrasa en esta materia. En nuestro país se movilizaron durante dos días  un sinfín de organizaciones de mujeres,   con actividades en lo social, en lo sindical, en la diversidad sexual, en derechos humanos y políticas que integran la Campaña por el Derecho al Aborto,  que reclamaron por la discusión parlamentaria del proyecto que despenaliza la interrupción voluntaria de un embarazo en las primeras doce semanas de gestación, que está frenado en la Cámara baja a pesar de haber sido firmado por 60 diputados y diputadas  tanto del oficialismo como de la oposición.
 Así como muchas veces señalamos que las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género estuvieron por delante de la subjetividad social y empujaron para el logro de una sociedad que poco a poco va aprendiendo a respetar la diversidad, en el caso de la despenalización del aborto coincidimos con Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA, cuando dice “Todavía falta el cambio de legislación, pero hemos logrado una amplísima alianza que apoya el proyecto y el tema ya tiene un enorme consenso social, al punto de que podemos hablar de una despenalización social del aborto. No sólo se habla del tema, sino que las mujeres que recurren a un aborto lo hacen de una manera subjetiva y objetiva distinta que lo que ocurría una década atrás, en un contexto más comprensivo sobre su derecho a decidir sobre su cuerpo” es decir lo que falta acá es la decisión legislativa.
En gran parte ese enorme consenso social  y la propia  despenalización social del aborto se lo debemos a la amplia información que llegó a la sociedad y a las mujeres en particular sobre cómo usar correctamente el  Misoprostol, un medicamento avalado por la Organización Mundial de la Salud,  como la pastilla para abortar por tus propios medios.
Esta pastilla se ha ido popularizando en estos últimos años  gracias a la iniciativa allá por 2009 de la agrupación Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto (L y F) que activaron la Línea Aborto: “ Más información menos riesgo” en la que recibieron 20 llamadas por día con las que cubrían su capacidad de atención  y atendieron en total  a 10.000 mujeres. Como dijo la periodista Josefina Licitra del Diario Crítica de la Argentina que investigó el trabajo de la línea “La aparición de la Línea fue fundamental para instalar el debate en la agenda pública. Nunca se habló del tema de un modo tan sostenido en el tiempo, y eso se debe a que la principal herramienta de lucha –la línea- logró reunir dos elementos clave: la fundamentación teórica sobre el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, y la puesta en práctica de un mecanismo de información legal, valiente y libre de eufemismos. La línea telefónica surgió como un grito de batalla necesario que le recordó a la ciudadanía que las mujeres abortamos. Y que, frente a esa realidad, lo mejor que puede sucedernos es estar bien informadas respecto de cómo hacerlo”.
Este medicamento cambió los paradigmas de la discusión sobre el aborto. Ahora las mujeres, en las primeras 12 semanas de gestación, pueden ejercer  sus derechos sin que los médicos lo obstaculicen.  En este contexto el Congreso se resiste a discutir un proyecto de ley que pide la legalización del aborto en las primeras 12 semanas. La realidad superó al proyecto y por eso decimos que en este tema la democracia atrasa.
                                                                                                        Rita Awiron


Seis falacias sobre el Estado
http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Bernardo Kliksberg *
El debate sobre el rol del Estado es central en la disputa de modelos económicos a nivel mundial y latinoamericano.
Está contaminado por falacias que son presentadas como hechos.
I. Se puede prescindir del Estado
El Estado deseable es el “mínimo”, enfatizan las usinas de pensamiento ortodoxas.
Las políticas de austeridad están desmontando Estados en Europa. Como si despedir masivamente empleados públicos, reducirles los sueldos, bajar drásticamente las inversiones en salud y educación, privatizar los servicios públicos básicos, dejar sin protección social a los sectores más vulnerables no tuvieran consecuencias. Las tienen. Según Oxfam, ya hay más de 120 millones de pobres.
El Estado fue el que impidió que la economía de EE.UU. pasara de la recesión a la depresión en la gran crisis del 2008/2009. Los planes de estímulo públicos fueron decisivos.
II. El Estado es corrupto congénitamente
Según los mitos ortodoxos, la mejor manera de combatir la corrupción es privatizar.
Otra cosa dice una investigación de Harvard sobre más de cien países. La corrupción está vinculada con la desigualdad. Si es muy alta, hay una concentración de poder económico y político en un grupo reducido y la mayor parte de la población, carente de información y de educación, no incide. Se generan “incentivos perversos” hacia la corrupción en las elites porque perciben que tienen muy alta impunidad. La investigación mostró que cuando hay más Estado, y más actividad pública, hay una población que recibe educación y servicios públicos y que, “empoderada”, participa y lleva adelante un control social que limita la corrupción.
Al revés del mito.
Por otra parte, la corrupción, que debe ser siempre combatida vigorosamente, no es exclusiva del sector público.
Sigue la investigación de EE.UU. e Inglaterra a ocho de los bancos líderes que adulteraron la tasa Libor, referencia del sistema financiero mundial. Varios han admitido su culpabilidad. Continúan los procesos criminales contra operadores de fondos manipuladores de información confidencial.
Varios de los ejecutivos de uno de los mayores laboratorios mundiales están procesados criminalmente en China por sobornos.
La lista es muy extensa.
III. El Estado es ineficiente por naturaleza
No parece. En los países líderes en logros para su población –como Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca–, el Estado ha logrado dar a todos educación y salud de primera calidad. Ha sido decisivo en lograr avances enormes en esperanza de vida, igualdad de genero, equilibrio climático y equidad.
En la última década, en países como Argentina, Brasil o Uruguay, ha generado una nueva clase media sacando, según las cifras del Banco Mundial y del PNUD, a más de una cuarta parte de la población de la pobreza.
Programas públicos masivos como Bolsa Familia y Asignación Universal por Hijo son ejecutados ejemplarmente. Entre otras, una institución pública, la Anses, está entregando en el país mensualmente 15 millones de pagos, por derechos sociales, con la mayor excelencia gerencial y la más alta eficiencia.
IV. El funcionario público es el enemigo
En países como los nórdicos o Canadá, los funcionarios tienen el más alto nivel de estima de la sociedad. Su trabajo está jerarquizado, es una carrera real, tienen salarios dignos y oportunidades múltiples de crecimiento. En toda América latina, en donde llegó el neoliberalismo, se trató de mostrarlos como “el enemigo”.
Se degradaron sus salarios reales, colocando a muchos de ellos por debajo de la línea de la pobreza, y se “flexibilizaron” las condiciones laborales dejándolos sin estabilidad ni protecciones.
Se eliminaron los espacios de fortalecimiento de la función pública. Se cerraron en toda la región, en la ola neoliberal, los institutos y escuelas de gestión pública.
V. La culpa es del Estado de Bienestar
En el fondo, lo que la ortodoxia económica discute no es simplemente el tamaño del Estado, sino sobre todo su rol. Por eso, uno de sus slogans preferidos actualmente es echarle la culpa de los problemas europeos al Estado de Bienestar.
Viola la realidad. Los únicos países en donde no cayó el producto bruto en Europa, y tienen tasas de desempleo reducidas, son los que han mantenido el Estado de Bienestar, como los nórdicos. Inclusive Alemania, poco afectada por la crisis, mantuvo intacto su Estado de Bienestar. El gasto total del gobierno fue en 2013 el 44,7 por ciento del Producto Bruto Interno.
Mientras la población de EE.UU. sufría fuertemente los impactos de la crisis, en 2008/9, a su vecino Canadá lo protegió su eficiente Estado de Bienestar.
Ese mismo Estado en construcción en los países de la Unasur, actualmente, fue determinante para que la población viera muy amortiguados los efectos de la gran crisis mundial de 2008/9.
VI. ¿A quién le conviene el Estado mínimo?
La falacia circulante, muy promovida en América latina, protesta contra el aumento del gasto público que, en los hechos, está a distancia de los países ricos: 18,4 por ciento del PBI vs. 26,3 por ciento.
¿A quién le molesta que haya en Argentina, Brasil, Uruguay y otros países Estados más fuertes?
Un Estado débil, pasivo y sin recursos es el ideal para que el uno por ciento más rico siga ampliando sus fuentes de ingresos principales, como la especulación financiera, los monopolios, los salarios ínfimos y la elusión fiscal.