DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

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miércoles, 6 de julio de 2011

Libros

“EL QUE PAGA POR PECAR”

A mediados del siglo XVII la lúcida Sor Juana Inés de la Cruz escribía en sus “Redondillas”

“¿O cual es más de culpar, /Aunque cualquiera mal haga; / La que peca por la paga / O el que paga por pecar?”

Hoy la socióloga y profesora Silvia Chejter, titular de la cátedra Género, Globalización y Derechos Humanos en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, vuelve sobre el tema y en su último libro “Lugar común: la prostitución” recoge testimonios de varones de entre 21 y 78 años que pagan por sexo.

A partir de la simple pregunta ¿Pagás por sexo?, el libro da testimonio de 115 entrevistas realizadas a varones heterosexuales de los más diversos sectores sociales y profesiones: abogados, arquitectos, empleados, obreros, estudiantes, profesores, jubilados, etc. Solteros, casados o en relación de pareja.

El libro plantea la prostitución como una institución patriarcal, que es punto de encuentro entre la explotación económica y la explotación sexual. La autora remarca el carácter organizado de la prostitución: “en Argentina tenemos leyes que prohíben la explotación sexual ajena, que prohíbe la trata de personas, sin mencionar la prostitución y esto es un error, porque lo cierto es que el 90% de las mujeres prostituidas está bajo un sistema organizado”. También se detallan las distintas formas del discurso en las que “el cliente” prostituyente se desresponsabiliza de sus propias acciones: “Ellas se prostituyen, ellas eligen prostituirse, ellas son las que deciden”.

La profesora Chejter asegura que “los clientes entienden que las mujeres son explotadas, ellos ven a los “monos” parados en la puerta, se dan cuenta que las mujeres preferirían estar en otro lado, pero no les importa. Para lograr esto necesitan poner a la mujer en el lugar de “cosa”, porque si hablan con ella, la libido se les va al demonio. Y cuando les surgen dudas dicen “qué puedo hacer yo; sí, las explotan pobrecitas, pero que voy a hacer yo”. Este proceso de cosificación de las mujeres por el cual son convertidas en mercancías o prestadoras de servicio traduce un imaginario que naturaliza y banaliza las prácticas prostituyentes”.

Cuando se analiza el mundo de la prostitución y sus actores es común reconocer a las prostitutas, a los proxenetas, la complicidad policial, judicial y política, mientras que el consumidor queda invisibilizado para el imaginario social. La importancia de este estudio es justamente la de poner luz sobre este actor fundamental del mundo prostibulario que es el “cliente prostituyente”, el que paga por sexo, actor sin el cual este mundo pierde su razón de ser.

Rita Awiron

“Nosotras en fuga”

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