DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

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miércoles, 6 de octubre de 2010

Papel prensa a la justicia

Sorprendió que el gobierno nacional enviara a la Justicia las denuncias sobre Papel Prensa. Muchos, en especial Clarín y La Nación, esperaban la expropiación lisa y llana de los bienes supuestamente mal habidos. Ahora queda en manos de la Justicia. También sorprendió que, aún en minoría, el gobierno delegara la obligación de controlar al parlamento nacional. Nada puede objetarse a estas medidas, por el contrario, para quienes tienen algunos años y están en el tema, debía haberse hecho hace mucho.
Cómo olvidar a Raúl Alfonsín, que no pudo hacerlo, pese a la investigación del fiscal Molinas, en virtud de la presión abierta de los “carapintadas”, Clarín y la Sociedad Rural, como él mismo denunció. Ahora la sociedad espera la acción de la justicia sobre todos los delincuentes.
Lo que llama la atención es la virulencia y el desparpajo con que algunos defienden a los acusados. El “yo no fui” de Bart Simpson parece ser el caballito de batalla de algunos políticos. Incluso se llega a la tergiversación de lo que por todos es conocido.
Que el dictador Onganía había sido el que dio el puntapié inicial se sabía, y el objeto de la creación era poner fin al oneroso costo de fabricar diarios con papel importado, sin olvidar la dependencia que se creaba para un insumo vital e indispensable.
Hay que reconocer que tenía razón. Es como si los panaderos dependieran de harina importada para fabricar su pan.
También era sabido que a partir de ese momento se fijó un arancel para la importación del papel, que iría a los fondos de la futura fábrica. Y ese arancel lo pagaban todos los diarios más o menos grandes (se calcula que unos 170), y además todos los pequeños que tercerizaban su fabricación hacia las imprentas que también importaban papel.
Muchos pensaban que la fábrica sería para afianzar la libertad de prensa, la libertad de empresa y la libertad de informarse con una multiplicidad de voces, que garantizarían que el ciudadano no tuviera una única visión de la realidad.
Por esos años fueron muchos los diarios que aportaron a esos fondos, y no eran entonces los más poderosos Clarín y Nación. El de mayor tirada, por ejemplo, era Crónica, con tres ediciones diarias.

“El que domina Papel Prensa domina la prensa escrita”. Lo dijo Clarín en su solicitada de hace dos días, explicando, de alguna manera sin quererlo y para los que no se habían dado cuenta todavía, que eso es lo que vino haciendo desde el año 76 junto a La Nación. De esa forma fue como pudo ir limando la tirada del diario Crónica (se recuerdan las amargas quejas de Héctor Ricardo García cuando debía importar el papel o bajar la tirada porque Papel Prensa no se lo vendía).
Por eso es tan perverso decir, como lo hacen algunos políticos, que ésta es una idea de ahora, como si no recordaran al fallecido Julio Ramos, quien además de las quejas desde su Ámbito Financiero llegó a escribir un libro explicando estas maniobras.
Y si no bastara, años después, en 2001, María Seoane y Vicente Muleiro, periodistas de primera línea de Clarín, escribieron “El Dictador”, donde hablando de Videla, darían a conocer una historia similar a la que todos conocen sobre Papel Prensa. Juan Gasparini, otro periodista que no trata nada bien a Graiver, también investigó y escribió sobre el tema.
Pero lo cierto es que de los 170, y más, diarios aportantes, al día de hoy sólo dos son los dueños de Papel Prensa (junto al 27% del estado), y cuando los quieren controlar, gritan, amenazan y se quejan de la falta de libertad que ellos no otorgan ni a sus competidores ni a sus empleados.
¿Alguien puede dudar de que el papel para los diarios debe ser entregado en iguales condiciones para todos?
¿Es posible que un grupo domine a la competencia?
Es como si La Moderna de Tigre o La Rosa de Olivos fueran las únicas confiterías que decidieran a quién y cuánta materia prima entregan a sus competidoras. ¿Cuánto tardarían en convertirse en un monopolio?

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