DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

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domingo, 15 de abril de 2012


LAS BALDOSAS DE LA MEMORIA

  El secuestro y la desaparición de personas durante la dictadura cívico-militar  dejo profundas huellas en la sociedad. Huellas que no terminan de curarse. Y en consecuencia, siguen existiendo numerosas organizaciones y movimientos sociales que diariamente vuelcan su actividad a la defensa de los derechos humanos,  para buscar justicia y para rescatar la memoria y la vida de los que fueron sus victimas. Como existen muchos movimientos, también sus actividades y formas de trabajo e importancia pública son diversas. Hay modos colectivos novedosos de expresión, aunque siempre el objetivo es hacer explícito y público algo, que de otro modo permanecerá privado y oculto.

   El uso de espacio público simbólico y material tangible, juega un papel necesario y esencial  en la interacción social para poder generar trascendencia. Entre otras, son las calles, las veredas, las plazas y las paredes las que permiten una conexión inmediata con el otro que comparte el mismo espacio, concreto o virtual. En el caso de Buenos Aires y para el uso social y colectivo de dichos espacios rigen condicionamientos, que son leyes y normas dictadas y reguladas por el gobierno de la ciudad. Esto significa que los permisos  para usos y para realizar actos y actividades, que no se circunscriben a la mera circulación  o el uso “inocente”, deben ser tramitados y concordados con las oficinas habilitadas al efecto en la CABA.

  Uno de los colectivos que utiliza el espacio público para la recuperación de la memoria colectiva es el movimiento de la colocación de baldosas con los nombre de los desaparecidos Barrios X Memoria y Justicia. El mismo no tiene el propósito de convertir aquéllas en tumbas y lápidas a la manera de una persona, cuya muerte y cuerpo han sido reconocidos y el entierro ritualizado o por lo menos legalizado. Sino, y según el material testimonial recolectado, la intención es primeramente buscar sus huellas en los barrios, contactarse con los vecinos, familiares y compañeros de trabajo y/o militancia para armar la historia de vida de cada uno. Es una forma de dejar testimonios sobre los desaparecidos y su historia. En algunos de los blogs barriales se  reafirman “que las baldosas no son lápidas, son rescate de la vida y pelea de nuestros compañeros.

   Pero en este accionar para recuperar la memoria, también existen otros objetivos que tienen que ver con el de conocer la verdad y reclamar la justicia, dos aspectos inseparables  del movimiento, necesarios para no volver a repetir los horrores del pasado, y ofrecer una estructura de contención emocional íntima y colectiva.  Es en este marco que un espacio y/o un acto público adquieren su trascendencia e importancia ya que permite articular los fragmentos de la vida en una configuración mayor que le da el sentido al mundo y sus cosas. Debemos recordar que las personas desparecidas mayoritariamente no tienen tumba, donde sus deudos y amigos hubieran podido llorar.

   Ya que las baldosas testimoniales no son meras lápidas, podemos suponer que también conllevan más motivos para existir. El objetivo de una tumba “convencional” y su lápida “legalizada” es no olvidar al difunto, transmitir un recuerdo, pero, y fundamentalmente, debe existir un cuerpo en ese lugar. Las baldosas tienen algo de esto, uno de sus atributos es transmitir y preservar la memoria de la persona cuyo nombre aparece en la placa. Pero por otro lado, en estos casos estamos en presencia de placas testimoniales colocadas en lugares donde no hay cuerpos, sólo sus nombres. Los nombres están y con ellos, la materialización simbólica de las personas que vivieron, trabajaron, estudiaron o militaron en aquellos lugares. Sus nombres en las placas transmiten su identidad y pertenencia vinculante a un colectivo. De este modo se instala como una conexión entre el nombre, los hechos del pasado y la vereda pública en la cual los desaparecidos dejaron sus huellas, aunque físicamente no yacen bajo su manto.

 Aunque no existe una rigidez formal son actos profunda y tragicamente solemnes y emotivos donde se vuelcan sentimientos, recuerdos, bronca. .Son momentos donde un colectivo de familiares, compañeros, amigos dejan inscripta en las veredas de Buenos Aires la presencia de aquellos a quienes se les pretendió despojar de toda entidad, pero que son y serán la historia misma de los años de plomo.

 Los Vecinos Memoriosos de Caballito hemos participado de algunos de los actos mencionados, especificamente en la colocación de una baldosa en Neuquen y Martín de Gainza y en las cuatro que recuerdan a las alumnas y profesoras desaparecidas del Normal 4. En la actualidad calculamos que en la ciudad hay colocadas más de 150 baldosas.
                                                                                                          MN/AL

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