PABLO NERUDA
Que nos importa a nosotros, a nuestros íntimos sentimientos,
a la etérea sensibilidad de poder apreciar lo que no se ve, a la imperiosa
necesidad de intentar alterar nuestros sentidos con sentidos diferentes, que nos importa a
nosotros que somos simplemente los unos y los aquellos, el saber que Pablo
Neruda nació en 1904 llamándose Ricardo
Eliézer Neftali Reyes Basoaldo y que su papá se llamaba José y su mamá Rosa. Y
que tanto nos importa saber que fue
Cónsul, Embajador, Senador, candidato a la presidencia de Chile, miembro del
Comité Central del Partido Comunista, Premio Nobel de Literatura en 1971.
Doctor Honoris Causa de la Universidad de Oxford. Generosamente, nos importa
poco, porque en realidad la información no es más que la síntesis de su vida
compromiso. Lo trascendental, lo sustancial, lo permanentemente vital, lo que
subsiste, lo que se recrea a si mismo,
es superlativamente su eterna Poesía.
Es el Neruda vivo, aquel que puede ser amado todos los días. Es simplemente
Nuestro Neruda. Aquel que nos acompañó
en nuestro primer amor, en nuestra primera lágrima del primer adiós.”Puedo
escribir los versos mas tristes esta noche/ Ya no la quiero, es cierto, pero
tal vez la quiero/ Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido/ Porque en noches
como esta la tuve en mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido/
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y estos sean los últimos
versos que yo le escribo”. Y Pablo es el militante poeta, el que sufre descarnadamente, el que blande su
puño de imágenes, el que consuela, el que pone voz a las voces, el que defiende
Madrid. “Generales traidores: mirad mi casa muerta/ mirad España rota/ pero de
casa muerta sale metal ardiendo/ en vez de flores/ pero de cada hueco de
España/ sale España/ pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos/ pero de
cada crimen salen balas/ que os hallarán un día el sitio del corazón.” Es
la guerra civil española la que recrea su mundo y lo incendia, la que lo
despierta a la acción necesaria, impostergable de asumir una identidad
política. Es Madrid en llamas, es la república violada, la base de su
convicción comunista. En el exilio de París, Picasso afirmaría que dos
Pablos le habían puesto con su
sangre, letra e imagen al heroico pueblo
español, Neruda en su “España en el
corazón” y él en su Guernica. Pero el poeta es Chile, es
América toda. El “Canto General” es el poema épico nacional chileno incorporado
a uno más extenso que cabalga sobre todo el continente. Es la descripción de
las luchas de clases, con muchedumbres en movimiento de asalto. Son fragmentos
su autografía en la que acentúa su papel como uno más en el combate.”América
no invoco tu nombre en vano/ Cuando sujeto al corazón la espada/ cuando aguanto
en el alma la gotera/ cuando por las ventanas un nuevo día tuyo me penetra/ soy
y estoy en la luz que me produce/ vivo en la sombra que me determina/ duermo y
despierto en tu esencial aurora/ dulce como las uvas y terrible conductor del
azúcar y el castigo/ empapado en esperma de tu especie/ amamantado en sangre de
tu herencia.” El poeta sabe que no se pertenece, que nada de lo que
tiene es suyo, que su vida es
simplemente parte de la vida de los otros. El poeta no le teme a la muerte, lo
ha acompañado incansablemente, es conciente de su partida y también de su
eterna presencia. “Dejo a los sindicatos/ del cobre, del carbón, del salitre/ mi casa
junto al mar de Isla Negra/ Quiero que allí reposen los maltratados hijos/ de
mi patria saqueada por hachas y traidores/ desbaratada en su sagrada sangre/
consumida en volcánicos harapos/...Hermano, ésta es mi casa, entra en el mundo/ de flor marina
y piedra constelada/ que levanté luchando en mi pobreza/ Aquí nació el sonido
en mi ventana/ como en una creciente caracola/ y luego estableció sus latitudes/
en mi desordenada geología/ Tu vienes de abrasados corredores/ de túneles
mordidos por el odio/ por el salto
sulfúrico del viento/ aquí tienes la paz que te destino/ agua y espacio de mi oceanía”.
Y finalmente, a quién le importa
si Pablo Neruda murió en Santiago de Chile el 23 de septiembre de 1973, si él está
con nosotros, con ellos, con todos, y también
con los que vendrán. Porque está parado frente al Palacio de La Moneda, en
Alameda, diciéndole a los estudiantes que no cejen, que sigan luchando, porque “Podrán
cortas todas las flores, pero no podrán detener la primavera”
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