DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

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lunes, 3 de septiembre de 2012


SOBERANÍA ,  RECURSOS NATURALES y JUSTICIA SOCIAL
En España hay una revista nueva que se llama Mongolia, que es muy parecida a nuestra Barcelona, en cuanto a  la ironía y la sátira mordaz. En su número de junio sacó una contratapa en la que aparece el Ministro de Industria español, José Manuel Soria con rostro en ira y gesto amenazante señalando a una imagen de la República Argentina  a la que le grita desencajado, con mirada furibunda: “Infames, devolvednos vuestro petróleo”.
Es indudable que la recuperación del manejo político y estratégico de YPF marca un hito en la historia económica argentina contemporánea y determina un antes y un después que rompe definitivamente con el paradigma neoliberal del Estado ausente de la década de los 90. Esta decisión del gobierno de Cristina Kirchner se enmarca consecuentemente en un decidido proyecto de soberanía económica -que reconoce casi diez años de ininterrumpida gestión-, la misma se emparenta  con la osada renegociación de la deuda externa; el poner fin al ciego acatamiento de los dictados del FMI; la recuperación de los fondos de las AFJP y la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, entre otras.
El declarado objetivo del autoabastecimiento y el manejo soberano de la energía es el transformar a la Argentina de un país meramente exportador de materias primas,  en un país de incipiente pero creciente desarrollo industrial, aún en lo referente al sector agro industrial el que se acrecienta, gracias a las políticas de fomento económico y tecnológico, con el aditamento de un valor agregado que resulta necesario para lograr la incorporación de un mayor índice de calidad y cantidad de empleo y una apreciable competitividad internacional.
Cohabitan en el marco de la decisión estatizadora, dos factores de alta relevancia, en primer lugar proporcionar combustible accesible no solo para la industria y el agro, sino también para las familias, en especial para los sectores mas humildes consumidores obligados del gas domiciliario en garrafa; pero simultáneamente a ello existe la firme decisión de que YPF profundice  sus objetivos de cateo, exploración y producción con un alto nivel de profesionalismo, así como la legitima pretensión de obtención de rentabilidad tendiente a confirmar la efectividad y eficiencia de la gestión estatal.
Efectuar la definición política de la matriz energética es esencial para el desarrollo de cualquier país. No debemos olvidar que hasta ahora éramos los únicos en Latinoamérica  y casi del mundo que no manejaba sus recursos naturales ni efectuaba el control de la sustentabilidad de los mismos. Controlar la petrolera estatal en el este preciso momento es oportunamente coincidente con los pronósticos científicos realizados por idóneos expertos, comprobados fehacientemente, que colocan mundialmente a la Argentina en el tercer lugar en materia de reservas de recursos de energía no convencionales, los denominados shale oil y shale gas. Pero el Estado y el nuevo directorio de la petrolera son concientes que para obtener resultados positivos  es imprescindible contar con una planificación de gran aliento y de continuidad en el tiempo.
Claro que sería de una injustificable miopía desvincular la faz económica de la esencialmente política. El manejo absolutamente discrecional de Repsol ejercido con relación a la obtención de la renta hidrocarburifera fue la demostración de una conducta de definida sujeción colonialista en cuanto a la apropiación indiscriminada de las riquezas y el destino final del rédito imputado exclusivamente a utilidades. En los últimos tiempos, más del noventa por ciento de las ganancias “declaradas” de Repsol-YPF fugaron del país. Paralelamente,  en casi en la misma proporción la empresa española contrajo deuda en el mercado libre de capitales que se garantizaba a futuro con las reservas energéticas argentinas.
Los comportamientos capitalistas en América Latina, desde la American United Fruit Co., hasta la actualidad, se han basado en obtener brutal e indiscriminadamente los nutrientes necesarios para solventar las necesidades de expansión y crecimiento de los países “centrales” en claro detrimento de los “periféricos”; y ha sido precisamente  sobre esta matriz de intercambio y la tendenciosa discriminación del valor de las mercaderías, que  se definieron en paralelo formulas para disciplinar  el ordenamiento social y los modelos ideológicos del pensamiento, de modo tal de colocar a los países proveedores de materias primas en una situación de obligado cumplimiento de un rol intencionalmente subsidiario al servicio del crecimiento de los países poseedores del desarrollo científico  técnico monopólico de características y entidades exclusivas e indelegables.
Históricamente, gran parte de los comportamientos oligárquicos de nuestras tradicionales elites terratenientes estuvieron signados fundacionalmente en reconocimiento de un rol de subalternidad frente al rol regulador de  los imperios  y sus agentes financieros, llámese, en nuestro caso,  Inglaterra primero y posteriormente  los EE. UU.  Es en razón de ello que hoy adquiere vital importancia reivindicar las decisiones soberanas  en materia de recursos energéticos habidas en la región y que  fueron determinadas en el marco de decisiones independentistas  y antiimperialistas, aún desde posturas diferentes, tanto de Mosconi a Cárdenas, como de Perón a Getulio Vargas. Estas posturas políticas en su momento marcaron elementos claves para la construcción de una novísima dialéctica histórica signada con un definido carácter nacional y popular, que hacia el eje en un Estado centralizador. Asumimos el riesgo de afirmar que estos actos trascendentales de principios del siglo XX, vuelven a tener vigencia en pleno siglo XXI.
Si hay algo que ha caracterizado al actual proyecto político es la indiscutible vocación del fortalecimiento de la  integración continental  tendiente a restablecer la reconstrucción ideológica del concepto abarcativo de la patria grande con una definida  vocación descolonizante.  Y es en este marco donde debemos insertar la alianza estratégica entre YPF y PDVSA,  pensada y gestionada como antinomia del modelo energético neoliberal.
Venezuela es miembro fundador de la OPEP y ha sido el país que revitalizó, a partir del 2001, la defensa de la industria petrolera de los países miembros, priorizando el interés doméstico por sobre el de las empresas multinacionales de capitales  privados.  Conforme las propias estadísticas de la OPEP y los pronósticos elaborados por centros  internacionales, existe plena coincidencia  en certificar que el país caribeño detenta la mayor  existencia de reservas de crudo del planeta, superando con creces las que se encuentran  en los países de la península arábiga.  En materia de gas natural, Venezuela se destaca por ser la octava potencia gasífera del mundo  y la segunda del  continente americano. Es la segunda potencia refinadora de la OPEP y la tercera latinoamericana, luego de Brasil y México.
El objetivo de ambas empresas petroleras, YPF y PDVSA -hoy ambas bajo control estatal-,  es priorizar la venta de sus productos a las economías latinoamericanas  con el claro concepto geopolítico de utilizar los hidrocarburos como herramienta y motor de la integración regional y la consolidación de los bloques de poder como el MERCOSUR, el ALBA, el ALBA - CARIBE y la UNASUR.
No es casual que en el decurso de la mitad del siglo XX y en la primera década del presente hayan prevalecidos los conflictos bélicos cuyos objetivos, confesados o no, eran la apropiación de los recursos naturales no renovables, en especial los hidrocarburíferos, por ello, es hora que la Argentina se ponga en marcha, no solo para explotar  sus riquezas y usufructuarlas plenamente, sino y fundamentalmente, para expresar sin tapujos su decidida vocación de soberanía plena porque, sin lugar a dudas, de ella depende el futuro de todos los argentinos. Pero debemos tener muy claro que la acumulación de riquezas, en el contexto descrito, solo tendrá sentido si está acompañada de un desarrollo productivo con integración y distribución de la renta  destinada a profundizar la  justicia social. 
                                                                                                                      J. R.

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