Desde
el 4 de julio hemos estado leyendo en los principales diarios del mundo y en
las declaraciones de legisladores, bancos centrales y autoridades judiciales
que hay un escándalo acerca de algo llamado Libor. Hasta
entonces, pocas personas fuera del grupo relacionado con los bancos habían
escuchado siquiera acerca de Libor. Repentinamente se nos dijo que importantes
bancos en Gran Bretaña, Estados Unidos, Suiza, Alemania, Francia y es probable
que en algunos otros países se involucraron en acciones que eran
supuestamentefraudulentas.
Es
más, se nos dijo que no se trataba de puros centavos. En la tasa Libor se basan
derivaciones financieras de cientos de billones de dólares. La acusación era
que los bancos manipulaban esa tasa y la consecuencia no era sólo que
hicieran increíbles ganancias, sino que las personas que estaban pagando
hipotecas sobre sus préstamos o los estudiantes que estaban pagando préstamos
pagaban mucho más de lo que habrían tenido que pagar. En resumen, los bancos
estaban ganando, en efecto, enormidades a expensas de otros que perdían
enormidades.
Esto
condujo a muchas preguntas. 1. ¿Cómo es esto posible? 2. ¿Por qué las
autoridades de regulación no han puesto un alto a una práctica que ahora se
dice que es fraudulenta o quién sabía qué, cuándo? 3. ¿Puede hacerse algo para
garantizar que esto no vuelva a suceder?
Comencemos
por plantear qué es la tasa Libor. Son las siglas de London Interbank Offered
Rate (tasa interbancaria ofrecida en Londres). No es tan vieja. Su versión
definitiva data sólo de 1986. La Asociación de Banqueros Británicos en ese
entonces requirió que los principales
bancos compartieran
información diaria durante la semana acerca de la tasa de interés que les
cobrarían si pedían prestado de otros bancos. Tras eliminar los casos atípicos
se determinó una tasa promedio, y cambiaba diario. La idea era que si los
bancos se sentían confiados acerca del estado de la economía la tasa sería
menor, y si tenían menos confianza la tasa sería mayor.
Una vez que la prensa mundial utilizó el término escándalo para hablar de la tasa Libor resultó que
había habido mucha discusión pública previa en sitios menos observados. Parece
ser que el Wall Street Journal había
publicado un estudio el 29 de mayo de 2008 (sí, 2008) sugiriendo que algunos
bancos habían minimizado los costos de los préstamos. Por supuesto, de inmediato
hubo otros que dijeron que eso era inexacto y de ser correcto se hacía
inadvertidamente. Hubo luego análisis académicos que sin embargo sugirieron que
la acusación de minimizar los costos era una verdad probada.
El
punto es que cuando un banco negocia cantidades del orden de 50 billones de
dólares en los llamados valores teóricos, la más ligera subinformación de tasas
genera de inmediato un incremento significativo en las ganancias. La tentación
era obvia. Resulta que, ya desde 2007, tanto el Federal Reserve Bank como el
Bank of England sospecharon que se reportaba de menos. Ninguno hizo mucho al
respecto.
Ahora se nos dice que estas tasas, lejos de ser
confiables o estables, eran un juego de
adivinanza. Una vez que Lehman Brothers colapsó, los bancos por todo el mundo
dejaron de prestarse unos a otros en gran medida. Entonces, como señaló el New York Times en un reportaje del
19 de julio de 2012, las tasas precisas
tienen poca base real. En 2011 el Departamento de Justicia comenzó una
investigación criminal. A resultas de algunas filtraciones, sabemos ahora que
hubo intercambio de correos electrónicos entre banqueros que alegremente
hablaban de la subinformación relativa a las tasas e inclusive la alentaban.
¿Por qué no? Estaban haciendo mucho dinero.
En medio de todo esto, el Independent publicó un
desplegado de dos páginas sobre refugios fiscales y sobre la increíble cantidad
de dinero que fluye de los países del sur global a tales refugios fiscales, lo
que priva a estas naciones de cantidades mucho mayores de lo que se necesitaría
para financiar la clase de transformación económica y redistribución social que
dicen que quieren hacer. A diferencia de la determinación fraudulenta de la
tasa Libor, estos refugios fiscales son de hecho legales.
Así
que, ¿cuál es el escándalo? Ambas prácticas –manipular la tasa Libor y
transferir dinero a refugios fiscales– son absolutamente normales en una
economía-mundo capitalista. El objeto del capitalismo, después de todo, es la
acumulación de capital –mientras más, mejor. Un capitalista que no maximiza sus
entradas, de un modo u otro, será eliminado del juego tarde o temprano.
El
papel de los estados nunca ha sido controlar o limitar estas prácticas, sino
permitirlas lo más posible. De vez en cuando, momentáneamente, se ven expuestas
las prácticas –de los capitalistas y de los estados. Unas cuantas personas van
a la cárcel o son forzadas a regresar las ganancias técnicamente ilegales. Y
los políticos hablan de reformas –buscando adoptar con grandes fanfarrias el
menor nivel de reforma posible.
Pero
esto no es un escándalo, porque lo que se llama escándalo es de hecho el corazón del sistema. ¿Podrá
cambiar esto alguna vez? Sí, por supuesto. El día que ya no haya ese sistema.
Por supuesto eso abre otra pregunta: ¿será mejor el sistema sucesor? Es
posible, pero la certeza está muy lejos.
En
tanto, llamar a las manipulaciones de la tasa Libor un escándalo es distraer la
atención del hecho de que es simplemente uno más de los modos normales de
acumular capital. Es famosa la frase de James Carville, estratega de la campaña
en favor de Bill Clinton cuando pugnaba por la presidencia de Estados Unidos,
quien en 1992 dijo:Es la economía, estúpidos. Enfrentados con los llamados
escándalos deberíamos estar diciendo es el
sistema, estúpidos.
Traducción:
Ramón Vera Herrera
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