LAS RATAS: 1933
Un
editorial del diario La Nación del 27 de mayo del corriente año versó sobre la
asunción de Adolf Hitler al poder en 1933. Luego de enumerar algunas de las
violaciones constitucionales que efectuó, de las arbitrariedades que cometió para
lograr un poder omnímodo el diario lanza el siguiente párrafo “Salvando,
como decíamos, las enormes distancias, los argentinos deberíamos reparar en los
rasgos autoritarios que, cada vez con mayor frecuencia, pone de manifiesto el
Gobierno, y cobrar conciencia de que es imposible prever cómo puede terminar un
proceso que comienza cercenando las libertades y la independencia de los tres
poderes del Estado, al tiempo que distorsiona los valores esenciales de la
República y promueve enfrentamientos dentro de la sociedad.”
Por otro
lado el señor Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad y funcionario
del “impoluto” Mauricio Macri, en sintonía con el matutino, advierte acerca de
las “juventudes hitlerianas” en el control de precios, donde participan
movimientos juveniles, organizaciones religiosas y de consumidores.
¿Porque en
este momento se intenta comparar el accionar del gobierno y de algunos
movimientos populares con el nazismo? ¿Qué fue y que es el nazismo? La
experiencia de Alemania nos enseña que el nazismo es una dictadura terrorista,
chovinista (es decir nacionalista de derecha) sustentada por el capital
financiero.
El nazismo
no es obra de un o unos “locos”. En todo caso estos señores fueron utilizados
por el capital financiero e industrial alemán para obtener enormes ganancias
con la preparación de la guerra de 1939-1945, con el apoyo solapado de
capitales ingleses, franceses y norteamericanos que colaboraron con el rearmado
de Alemania, tras el propósito nunca oculto de acabar con la Unión Soviética
cuya presencia irradiaba, en la preguerra, una influencia perniciosa para los
grupos de poder occidentales.
Nada tiene
que ver un régimen basado en la represión el asesinato de millones de personas,
el uso de campos de concentración, el trabajo esclavo, la discriminación
racial, de género y política; con nuestro actual gobierno que ha incluido a millones de personas en la
actividad laboral, que ha planteado y aprobado leyes como la ley de medios para
democratizar la palabra, la de género, la de matrimonio igualitario, la de
fertilización asistida, que ha posibilitado la Asignación Universal por Hijo,
que ha devuelto la dignidad a millones de jubilados e incorporado a otros a una
obra social y a cobrar al menos la jubilación mínima y que ha hecho de los
Derechos Humanos una bandera de lucha permanente, transformando la siniestra
ESMA en un Espacio de la Memoria y los Derechos Humanos, eliminando las normas
que impedían el juicio a los ex represores, aplicando el estado de derecho y no
la tortura y los vejámenes como si hizo la dictadura cívico-militar que asoló
el país entre 1976 y 1983 y el régimen nazi en la Alemania de 1933-1945.
Cada uno
puede tener su opinión y la verdad es que en aspectos como la gran minería a
cielo abierto, los desmontes de bosques, el uso de plaguicidas como el
glifosato o las políticas hacia las poblaciones originarias no tienen o no se
aplican aún leyes que permitan evitar abusos perjudiciales para las poblaciones
de esas zonas. También el no haber puesto aún a las policías, bajo el paraguas
de la democracia es una deuda que el gobierno debe saldar.
Es posible
que haya quienes desde una posición de centro-derecha o derecha, liberal en el
sentido económico, crean que otras políticas son mejores que las del gobierno
actual. Eso no significa ser nazi, ni mucho menos. Son si, políticas erróneas
que perjudican a la gran mayoría de la población. Pero cuando las grandes
corporaciones, particularmente agrarias como la Sociedad Rural Argentina (SRA)
son las que sostienen los planteos liberales, es cuando la historia de nuestro
país nos enseña tanto en 1930, como en 1955, 1966 o 1976 que van por otro
objetivo que una mera política de derecha. Van por cancelar las conquistas aquí
mencionadas, las paritarias, los aumentos a jubilados, etc. y para ello
necesitan acabar con el movimiento obrero, reprimir a las organizaciones
populares encarcelar y torturar. Eso es lo que comenzó el gobierno encabezado
por Menem-Cavallo y criminalmente continuó el de De la Rua, del cual formaron
parte entre otros, los hoy macristas Patricia Bulrich y Sturzenegger.
Es por todo
lo mencionado que no se pueden dejar pasar afirmaciones “inocentes” como las
mencionadas al comienzo del artículo. Su objetivo es confundir, sembrar pánico
y odio. Tanto el matutino como el presidente del Banco Ciudad saben perfectamente
de que hablan. También lo sabía La Nación cuando en abril de 1938 felicitaba al canciller del III Reich y
alababa a la “juventudes hitleristas”.
Debemos estar
alertas, si, pero para detener la ofensiva de los grupos económicos que ven
acotados sus privilegios y la de los personeros y escribas de los mismos que
utilizan los medios gráficos, radiales y televisivos para inundar el aire que
respiramos con mentiras o verdades a medias. Y también para desconfiar de los
malabaristas que buscan acomodarse en pretendidos “frentes progresistas”,
amontonándose con cualquiera, sin un programa de gobierno ni capacidad de
gestión.
AL.
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