DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

Vistas de página en total

miércoles, 13 de noviembre de 2013



LA COMPLICIDAD CIVIL EN EL GOLPE DE ESTADO DEL ‘76

Desde una perspectiva marxista, el Estado es el instrumento de dominación de la clase económicamente dominante y este dominio puede expresarse políticamente en la forma de un gobierno dictatorial o no.
Dicho esto, puede decirse que el Golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976 destituyó a un gobierno elegido democráticamente y estuvo dirigido contra los trabajadores con la intención de trasformar radicalmente la estructura económico – social generada tras largas décadas de desarrollo industrial.  Desde un punto de vista estratégico se pretendió alterar la correlación de fuerzas derivada de la presencia de una clase obrera industrial acentuadamente organizada y movilizada en términos políticos ideológicos. En otras palabras, todo se orientó a modificar los basamentos económicos –estructurales que habían hecho posibles fenómenos como el peronismo y procesos sociopolíticos como el Cordobazo, el Rosariazo y el Tucumanazo  y un poco antes, los congresos de la CGT de Huerta Grande (1962) y La Falda (1957) en donde se planteaba por ej., nacionalizar todos los bancos, Implantar el control estatal sobre el comercio exterior, nacionalizar los sectores claves de la economía, siderurgia, electricidad, petróleo, frigoríficos, desconocer los compromisos financieros del país, expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación, implantar el control obrero sobre la producción. El propio surgimiento de la CGT de los Argentinos en Julio de 1968 con dirigentes combativos y antiburocráticos  de la talla de Raimundo Ongaro, Ricardo de Luca, Julio Guillan, Lorenzo Pepe, Jorge Di Pascuale, Benito Romano entre otros es un hecho sindical y político de gran envergadura, primero porque reconocían diferentes orígenes y experiencias políticas y segundo por el respaldo político de las bases. Se trataba sin duda de una Clase Obrera que cuestionaba las propias bases del sistema capitalista. Todo esto se desarrollaba en el marco  de un proceso complejo y contradictorio.
Contra los trabajadores y fundamentalmente contra los trabajadores industriales se orientó el Golpe del ’76. No solo se trató de su extermino físico sino de su exterminio como clase. Por cierto que la represión también afectó a amplios sectores populares, pero en lo esencial eran los trabajadores industriales.
La transformación radical de la economía “fue impuesta mediante el disciplinamiento de los sectores populares cuya expresión más acabada fueron los 30000 desparecidos, la complicidad empresaria con represión en los lugares de trabajo  (Acindar, Astarsa, Dalmine-Siderca, Ford, Ledesma, Mercedes Benz, entre otros).la intervención de los sindicatos, el cercenamiento de las conquistas laborales de larga data y la participación de importantes funcionarios de muchas de las empresas de mayor envergadura del país en ámbitos estratégicos del aparato estatal”[1]
José Martínez de Hoz, de Acindar,  Terán Nougués, de Giorovaglio, Francisco Soldati, de Soldati, Oxenford, de Banco Roberts, Nicholson de Ledesma son parte de una larga lista de empresarios que pusieron sus plumas y acciones al servicio de la dictadura. Estos nombres personalizan a aquella fracción de clase que impulsaron una profunda reconversión de la estructura económica. Era necesario pasar de un modelo basado en sustitución de importaciones exitoso, con un crecimiento anual de un 5% y una tasa de desocupación baja, a otro basado en la valoración financiera del capital.
La caída de los salarios y la desocupación dan cuenta del profundo proceso de desindustrialización y otro de los rasgos distintivos del plan económico de la dictadura fue el feroz proceso de concentración y centralización del capital. 
Pero la complicidad civil no solo se plantea en el terreno económico, era, sí centralmente en el ámbito de la economía, sin embargo  al hablar de complicidad civil hablamos, de la Iglesia, los sindicatos, etc.
José Rodriguez asume al frente de SMATA  (nacional) después el asesinato de Dirk Kloosterman el 22/05/1973, alineado con la burocracia sindical se enfrentará con las  corrientes clasistas y combativas.
René Salamanca al frente de la lista Marrón, gana, en abril de 1972 en la seccional cordobesa del SMATA. Este acontecimiento tuvo un impacto fundamental en el fortalecimiento de la corriente combativa, que había tenido en la conformación de la CGT de los Argentinos (1968) un hito fundamental. En todo este período SMATA-Córdoba consolidó alianzas con otros dirigentes combativos como Agustín Tosco de Luz y Fuerza y Atilio López de la UTA con los que fundaron el Movimiento Sindical Combativo que tuvo una profunda influencia en los sectores sindicales combativos en todo el país.
Como método de organización y dirección política, Salamanca se apoya en los cuerpos de delegados,  consideraba  a las asambleas de base como una instancia central y estableció la rotación de los miembros de la comisión directiva.
José Rodriguez se enfrentó a la seccional Córdoba de  su gremio de manera sistemática y permanente y ese enfrentamiento se profundizó después de que en las elecciones internas de 1974 Salamanca consolida su influencia al ganar por una diferencia aún mayor a la elección de dos años atrás.
Finalmente una medida de fuerza cuestionada por el Ministerio de Trabajo y a la que Renault respondió con la suspensión de unos 3000 trabajadores le dio a Rodriguez la oportunidad de desarticular al sindicato cordobés.  Salamanca ante una asamblea de unos 6000 trabajadores plantea el rechazo a la conciliación obligatoria y es respaldado por la mayoría de los trabajadores. SMATA central lo expulsa junto a 22 dirigentes del Comité Ejecutivo y decretó la suspensión de la regional.
Siguiendo órdenes gubernamentales, el Banco Central suspendió los fondos sindicales en las cuentas del país de la seccional y el mismo día Rodriguez publica en los principales diarios de Buenos Aires y Córdoba un a solicitada donde denuncia al sector clasista caracterizándolo como defensores de ideologías foráneas e implica a todo el movimiento obrero cordobés en una “conspiración de la izquierda cipaya”. Esta ofensiva escaló aún más después del asesinato de Atilio López  por la Triple A, el 16/09/1974, hecho que fue seguido de numerosos asesinatos.
El 24 de marzo de 1976, René Salamanca fue secuestrado y desaparecido por el ejército.
Otros casos particularmente significativos fueron los de Mercedes Benz y Ford Motors a partir de 1975. Un hito muy importante  fue cuando se firmó el decreto de “aniquilamiento de la subversión en los centros industriales” el 6/10/75, que asimilaba la lucha obrera a un proceso de guerrilla industrial.[2]  Tal vez ese haya sido el hecho político y el sostén ideológico para tomar un conjunto de decisiones particularmente significativas que muestra la relación entre las empresas automotrices y el SMATA de José Rodriguez, por ej.,  es la firma de un convenio que estableció que el 1% del precio de venta de cada vehículo se dedicaría a la formación de un fondo extraordinario para la “erradicación de elementos negativos” de la fábrica. Este fondo sería administrado por la dirección del sindicato, sin auditoría alguna, a cambio de que la propia entidad supuestamente representativa de los trabajadores se encargaría de garantizar la represión efectiva.
En Acindar y Techint, se militariza la relación laboral, en Libertador San Martín, en Jujuy, el Ingenio Ledesma pone hombres y pertrechos al servicio de la represión.
Estos casos, los de SMATA, Ford, Mercedes Benz, Acindar, Techint, Dalmine-Siderca son parte de las evidencias de la complicidad civil, sean estos dirigentes gremiales o empresarios pero de ninguna manera las únicas
Son cientos, tal vez miles, los documentos, declaraciones públicas y hechos políticos que se presentan como evidencia de la convivencia entre la cúpula de la iglesia y las FF.AA.
El libro de Emilio Mignone, un poco más tarde el de Rubén Dri, los trabajos de Horacio Verbitsky dan cuenta del apoyo ideológico y político de la Iglesia Católica a las FF.AA. Es pertinente preguntarse si sin este respaldo se podría haber ido tan lejos.
Resulta imposible sintetizar todo esto en pocas líneas, solo recordar un hecho particularmente significativo.
En 1979, en oportunidad de la visita del Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Lambruquini reemplaza a Massera al frente de la armada. En la ESMA aún quedaban unos 60 secuestrados que eran necesarios esconderlos a la “vista” de la comisión por lo que son trasladados a una isla en el Delta del Tigre hasta tanto la CIDH visite los lugares sobre los que tenía pruebas de que habían sido utilizados como campos. La iglesia estaba perfectamente al tanto. La isla se llamaba “El Silencio” y había sido por muchos años el lugar de descanso del arzobispado. “El grupo de tareas de la ESMA la compró con documentos de un detenido- desaparecido y el vendedor fue el secretario de Mons. Tortolo y Bonamín  en el vicariato castrense, Mons. Emilio Graselli[3]. Evidencias hay.
                                                                                                                                      DL


[1] Martin Schoor “Cuentas pendientes, Los cómplices económicos de la dictadura”
[2] El decreto fue firmado por Italo Argentino Luder (presidente provisorio del Senado de la Nación) y secundado por los ministros Manuel Arauz Castex, Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero etc.
[3] Doble Juego. La Argentina Católica y militar (Pág. 268). Horacio Verbitsky

No hay comentarios: