DE LOS INDIGNADOS ESPAÑOLES

  • No es crisis es estafa
  • Cría ricos y te comerás sus crisis
  • Si no salimos en los periódicos saldremos en los libros de historia
  • Me gustas democracia porque estás como ausente
  • Ya tenemos el sol, ahora la luna
  • El pueblo reflexiona, por eso está en la calle
  • Te oigo quejarte en casa, sal a la calle a que te oigan
  • La única causa de la pobreza es la riqueza
  • Precaución, ciudadanos pensando.
  • Nuestros sueños no caben en vuestras urnas.
  • No somos ilusos somos ilusionistas

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miércoles, 13 de noviembre de 2013



VIOLETA PARRA
Violeta del Carmen Parra Sandoval, entre cantos, poesía, sones y pasiones se transformó enamoradamente en nuestra querida VIOLETA PARRA, hermana de Nicanor y madre de Ángel e Isabel. Savia de juglares que junto a Víctor Jara, Patricio Manns, Los Quilapayún, Inti Illimani y tantos otros supieron cantarle a la esperanza del hombre nuevo nacido de las entrañas del Chile mineral, de los valles verdes de los Andes y de la valiente alegría de los estudiantes.  En VIOLETA la fascinación no se agota en su obra, vinculada a lo más sentido y querido del folclore y la canción popular. Es fundamentalmente su trayectoria humana el paradigma de la odisea de la mujer latinoamericana por conquistar un espacio en la sociedad, tanto en lo relativo a la esfera personal, en lo político, y fundamentalmente en lo intelectual. Al reconocimiento de su rol precursor en el desarrollo de la llamada “Nueva Canción”, se ha ido agregando en los últimos años una actitud de comprensión admirativa hacia el temple contestatario con el que enfrentó los dilemas del mundo que le tocó vivir; caracterizando esa inclaudicable impronta personal como una conducta combativa e ideológicamente coherente en el hacer y en el decir. Su desarrollo como artista se inserta paradigmáticamente, recorriendo el periplo que ha caracterizado a los artistas populares latinoamericanos, en los circuitos marginales de provincia y de los barrios urbanos. Y así, la encontramos incansable dando y recibiendo vida en peñas, plazas y mercados. Recitales improvisados donde las gentes se transforman en muchas voces que entonan una sola canción. Es Nicanor Parra, el hermano, el cantautor, quién ve en VIOLETA la mejor opción para acometer la empresa de rescatar la esencia del canto popular de profunda raigambre obrera y campesina. VIOLETA posee una sensibilidad casi ingenua y sobre todo un talento natural de sentir en la piel los dones del amor. Es en esa tarea que VIOLETA asume su tarea de recopiladora del folclore chileno y sus raíces, insertándose vivencialmente en el proceso cultural en el cual se entretejen y reproducen prácticas de vida, formas de comportamiento social, actitudes frente al amor, al trabajo, al engaño y al desengaño. Su proyecto mayor, ya internacionalmente reconocida y aplaudida, fue la instalación de una gran carpa en la zona santiaguina de La Reina, orientada al logro de la creación de una particular universidad de la cultura popular, que incluía cursos de folclore, de composición musical, artesanía, danza y cocina autóctona. Allí, “La Peña de los Parra” se convertiría rápidamente -a partir del triunfo de la revolución cubana que estimula un entusiasta proceso de reformulación y cambios políticos del continente, y de revalorización de las expresiones culturales populares-, en el punto de reunión y espectáculo de las mejores voces latinoamericanas. Por primera vez la “Nueva Trova” sale de la Habana para recorrer con su canto libertario, de las manos de los Parra, las floridas sendas de La Alameda. En el periodo que va desde 1961 a 1967, el año de su muerte, VIOLETA PARRA produce su obra más personal y distintiva. “Gracias a la vida” y “Volver a los 17”, se transformaría con el correr del tiempo en su legado para las futuras generaciones que hoy reconocen en ella y en su obra la entidad de Gabriela Mistral y la continuidad poética de Pablo Neruda.

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