Número Aniversario (Marzo 2006)
Memoria y búsqueda.
Pero si esa preocupación por “la memoria” signa estos días que vivimos, al mismo tiempo se produce otro fenómeno muy interesante: una búsqueda. Los argentinos no sólo sienten la necesidad de recordar, sino también de preguntarse las razones de los hechos vividos. En el caso concreto de la dictadura implantada en 1976, la barbarie oligárquica quizás provenga
del notable avance popular producido desde “el cordobazo” en adelante donde las mayores transformaciones parecieron estar al alcance de la mano y entonces, los sectores del privilegio habrían decidido dar un baño de sangre para que esas osadías no se repitieran. Pero ciertos elementos de juicio parecen indicar que la búsqueda de los sectores populares no sólo se remite a conocer la razón de la dictadura, sino que va más allá, como si percibieran que les han mentido sobre cuestiones fundamentales relacionadas con la Argentina y con su propia identidad. Y ahora quieren explicaciones , acercarse a una verdad que les fue escamoteada.
Generalmente, cuando se dan procesos de este tipo, los pueblos comienzan por conocer en profundidad lo que no quieren, lo negativo que les ha trabado el camino hacia una vida mejor. Recién después, son capaces de formular la propuesta por la positiva, es decir, saber lo que quieren En este sentido, quizás los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001 constituyan un punto de partida. El “que se vayan todos” que atronó junto al cacerolazo no sólo cuestionó a una dirigencia política agotada. Significó también: Basta de neoliberalismo económico, Fin a los discursos tramposos de los economistas del sistema. Y aún más allá: ello explicaría el interés por discutir la historia argentina que se manifiesta en crecimiento en los últimos años. Cuando una sociedad se permite tener programas de historia por televisión y por radio, cuando convierte a algunos libros sobre Historia Argentina en bestsellers y más aún, cuando hay cursos de historias argentina que promueven concurrencias masivas, puede asegurarse que esa sociedad se está repensando. No sólo quiere grabar bien en su memoria los años trágicos –como los iniciados en 1976- sino que quiere ahondar en el conocimiento de su pasado, conocer en profundidad quiénes somos y por qué estamos como estamos. Rechaza entonces las fábulas infantiles –desde el Billiken hasta los retratos escolares- y se lanza por nuevos caminos, probablemente “al asalto del cielo” .
Si esta interpretación es más o menos correcta, se acerca días muy promisorios para la mayoría de los argentinos. Que así sea.
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